uno.

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Frente a la cámara se encontraba un chico verdaderamente guapo, mirando con detenimiento, las luces sobre ellos teniendo la intimidad. Pero no sólo era eso, lo que ahí había era arte y lo sabían perfectamente.
Después de haber dejado la sesión fotográfica a su hora debida, dió un pequeño suspiro caminando en dirección a su apartamento.
Ya estando en el notó que su mejor amigo no había hecho nada en casa, se encontraba acostado viendo la televisión con todo a su alrededor hecho un asco. A final de cuentas mañana sería sábado y arreglarían las cosas sin preocuparse tanto. Le hizo una amable seña con su dedo anular y caminó hasta su habitación pensando en lo cansado que se encontraba. Después de unos momentos tomó el calendario de su mesa de noche para poder notar el día en que se encontraba; 23 de mayo. El veinticuatro de ese mismo mes hace dos años había sufrido un accidente, donde aquella persona que tanto amaba no pudo sobrevivir, sintió su rostro húmedo, sus mejillas rojas y los recuerdos a flor de piel. Dos años y no superaba a la persona que tanto amó en su momento, y todavía lo hace.

El siguiente día comenzó bien, agradable, con una sensación en su pecho como nunca la había sentido, tomó una chaqueta negra, no le servía de mucho tampoco es que tuviera demasiado dinero como para poder comprarse algo mejor, pero ahí estaba, saliendo de madrugada en dirección al cementerio. Y es que odiaba que las personas le tuvieran tanto miedo o rencor al ir ahí, cuando sus seres "queridos" fallecían los tenían al abandono, él había ahorrado tanto para que dos años después el lugar fuera el más hermoso de todos, sabía que su hermano lo merecía y eso era lo que más podía darle.
Al acercarse con aquella docena de flores coloridas al lugar alguien se encontraba tirando el florero que le había costado y se había roto en muchos pedazos.

-¡Hey! ¿¡Qué carajos te pasa!? - preguntó más alterado de lo que esperaba sonar.

Un chico no más grande que él, aproximadamente de su edad estaba destruyendo todo lo que el tanto quería para su hermano, vestía de negro y su cabello era del mismo color, más que un chico emo parecía exactamente un chico salido de las películas de los 70's donde tenían chaquetas de cuero y venían en motocicletas, sólo que era un poco más actualizado.
Wyatt estaba dispuesto a golpear aquel chico que se encontraba frente a él

- Oh, carajo. ¿Y tú quién putas eres?

- Soy el hermano de quién estás destruyendo su tumba.

-Maldita sea, Luka nunca dijo que tenía un hermano. - murmuró el pelinegro lo suficientemente alto para que el rubio lo escuchara.

- La pregunta aquí, es ¿Tú quién eres?

- Soy su novio.

- ¿Qué?

- Eso que he dicho. ¿Tienes algún problema? Ugh, lo extraño tanto - dijo mientras tallaba su rostro con nerviosismo, sus ojos picaban y en su garganta se hacía un nudo.

- No lo tengo, igual no te da derecho a destruir todo lo que he puesto yo.

- Después pondré otro igual, no es el primero que rompo. - el rubio se indignó escuchando aquello, quiso golpearlo en ese instante pero se contuvo, sabía que si en ese momento tenía una pelea no la ganaría. Sus débiles brazos no eran suficiente para el estúpido y alto chico frente a él.

Sus ojos los mantuvo sobre él con una mirada de advertencia, eso le hizo reír al mayor.

- Soy Scott - se presentó asistiendo levemente con la cabeza mientras sus manos se metía en los bolsillos de su chaqueta.

-¿Y a mí qué me importa? - respondió el rubio frunciendo el ceño mientras se cruzaba de brazos.

-Eh, mamón, no me hables así, en primera tú me lo preguntaste y en segunda yo también te pregunté lo mismo, así que respóndeme.

Mientras rodó los ojos mirando a otro lado respondió.

-Mi nombre es Wyatt.

- Bien, niño, espero que tengas un buen día y que arregles el desastre de ahí. - dijo para después comenzar a caminar en dirección a la salida.

- ¿Eres tonto o qué? Tú arreglarás eso.

- Al parecer tu fuerte no son los insultos, igual no lo haré.

Había deseado salir de ahí sin conocer a aquel tipo que lo único que había logrado es destrozar su buen humor o por lo menos su humor. Sus manos tenían algunas cortadas cuando había vuelto a su casa, ese día no tenía trabajo y se encontraba más aliviado por ello. Al notar que la casa estaba bastante ordenada y había bastante ruido en la cocina decidió ir, esperando no encontrarse con esta hecha un desastre como veces anteriores había hecho. Se acercó para notar como todo estaba limpio y su mejor amigo lo recibía con los brazos abiertos, saltó hasta sus brazos dejando sus piernas a cada lado de él, ya no se sostenía por si mismo.

Comenzaron a reír. El rubio había tomado de sus mejillas al contrario mientras hablaba.

- Eres el mejor amigo de todos ¡No puedo creer que hayas hecho esto! Podría besarte ahora mismo, Aiden.

- Hey, recuerda que no soy gay.

Se miraron por unos segundos y comenzaron a reír escandalosamente, la verdad era que Aiden no era gay como Wyatt, pero en su momento él había sentido algo por su mejor amigo rubio, nunca se lo había dicho; con esas frases de "siempre seremos mejores amigos" no le daban suficientes esperanzas para poder llegar a algo más, pero así era, un rechazado por su mejor amigo y aún así prefería seguir con el de esa forma que ser alejado.

- ¿Qué te pasó? - preguntó el castaño tomando sus manos cuando el contrario se encontraba ya sobre sus pies.

- ¿Eh? Nada, solamente se cayó un florero de los que había con mi hermano y tuve que recogerlo, no es mucho, sólo sé que en mi sangre ya corren algunos vidrios.

Soltaron una suave risa mientras se veían.
Wyatt era notablemente más chico que Aiden, le ganaba por quince centímetros, tampoco era que fuera a medir dos metros enteros pero era bastante alto como para el rubio. Sus ojos eran café, oscuro como la mayoría de los demás, su cabello era del mismo color que sus ojos, sólo que un poco, mínimamente, más claro.

Wyatt por el contrario, tenía unos ojos color miel y un cabello rubio, bastante rubio, casi llegando a blanco, pero claramente era tintado, a él le gustaba y no le importaba lo que los demás dirían.

Esa tarde se la pasaron viendo películas, hasta que recordó mencionarle lo que había ocurrido en la mañana. Sus piernas se encontraban sobre las de el mayor y estaban bastante relajados por el momento.

- ¡Oh! Conocí a alguien.

dead rosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora