CAPITULO CUATRO

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Finn O'Brady. Alto, de buen físico y cabello negro desordenado, era el sueño de toda adolescente. Tenía encanto, carisma y un brillo pícaro en sus ojos castaños. Sabía como manejar al público, y dirigía sus temas lentos a las chicas que lo iban a ver. Hasta cantó unas líneas para mí. Me miro a los ojos y sentí que las palabras me acariciaban. Quizá, después de todo, se había dado cuenta de mi existencia en la revista. 
 
    -Tal vez sea Howard -susurró Effy.
 
    -Espero que no. Es demasiado engreído como para ser bueno material de novio -dije, mientras Finn se volvía y le dedicaba el resto del tema a una chica espectacular de pelo largo que estaba en medio de la multitud, y cuyos ojos brillaban tiernos  al sonreírle.
  
   -Creo que sale con él. Los vi juntos antes de que la banda subieran al escenario -apostó Tash. 

La chica era la imagen de la novia de una estrella de rock, con su falda diminuta de la tela de jean, y botas tejanas. Debí suponer que no estaría solo. Igual, ni me importa, me dije. 
   -Ey, miren -exclamó Effy-. El bajista, ¿no es Ben?
Dirigí la vista hacia donde señalaba ella.
   
   -¿Qué Ben?
   
   -Ben Fraser.
   
   -Estaba un año mas arriba de nosotras al final de la primaria. Un solitario.
   
   -No lo recuerdo; hace mucho que no estamos en la primaria -comenté, mientras observaba al chico quien Effy se refería. Era alto y delgado, de pelo largo y oscuro, y llevaba lentes de sol, lo que impedía verle bien la cara. Seguramente debo haberlo visto en alguna revista, pero no lo registré. Yo  solo tenía ojos para Finn. 
   
   -También está el equipo de Chillaxin, tendrías que reconocerlo de ahí -apuntó Effy-.  Estuvo en una de las reuniones. Creo que toma fotos para la revista. Ya me parecía que lo conocía de algún lado.  
   
   -Si te resultaba conocido, tal vez sea tu alma gemela -bromeé al tiempo que volvía mi atención hacia Finn. 
 
    -Me resulta conocido porque iba a nuestro colegio -argumentó Effy-, y no porque sea el amor de mi destino. 
   
   -Se me hace que la dama protesta demasiado -repliqué-. 
   
   -No protesto -objetó Effy.a
   
   -Lo ammmmas. Se lo diré a Mark.

Effy me dio un golpe amistoso en el brazo. En algunas ocasiones, resulta muy fácil sacarla de quicio.
La banda rasgó el último acorde, se inclinó para saludar y se fue. Noté que la chica de cabello caoba los seguía a los bastidores y no pude evitar la puñalada de los celos. 
Tash indicó una fila de puestos que estaban a un lado de los autitos chocadores.
   
   -Vayamos allí -propusó-. quiero ver si consigo algo para el aniversario de mis padres.

Fuimos tras ella hacia los puestos donde ofrecían jabones de lavanda y sales de baño.
  
   -Los padres de Finn están buscando casa en Highgate -me informó Effy, mientras elegía un jabón y aspiraba su perfume-. Me lo dijo mi mamá -la madre de Effy tiene una agencia de bienes raíces en Highgate Village y por eso siempre está al tanto de quién compra y quién vende en la zona-. Dice que están buscando un apartamento separado  para él. ¿Cómo sabes que su padre no trabaja desde su casa, o su mamá? -pregunté-. El anexo podría ser para cualquiera de ellos dos.
   
   -No lo sé -aceptó-. Es mera conjetura.
   
   -Hmm. Haces conjeturas sobre demasiados temas sin tener los datos, ¿no es cierto, Effy?
   
   -Para nada -rechazó-. ¿Sobre qué, por ejemplo?
   
   -Recién, con el asunto de Finn y hace un rato, dando rienda suelta a tu imaginación con lo que me dijo la adivina. 
   
   -Ah, así que es eso lo que está carcomiendo.
   
   -No me esta carcomiendo. Solo estoy señalando que, de vez en cuando, te dejas llevar por la fantasía.
   
   -OK. Córtenla. las dos -nos interrumpió Tash, parándose entre ambas, siempre conciliadora. 

Ignoraba por qué, pero me sentía molesta y por la expresión de frustración en el rostro de Effy, podía ver que había logrado fastidiarla a ella también. Tal vez la vidente me había alterado, no con el cuento de Henrietta sino porque había percibido con exactitud que para mí el amor era doloroso. Eso era así, especialmente después de verlo a Finn con otra chica.
   
   -Sería lo máximo saber dónde vive Finn -dijo Tash-, así podrías cruzártelo como por casualidad, Jo.
   
   -Tiene novia, y además, no me interesa -declaré, levantando la nariz con displicencia. 
   
   -Sí. Claro -ironizó Tash. 
   
   -Podrías acampar en su jardín -sugirió Effy con un gran sonrisa.
   
   -Buen día, así me lleva la policía por acecharlo como hacen sus fanáticas  -respondí. Me volví hacia el puesto.
   
   -¿Encontraste algo, Tash?

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