Capitulo 6

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Caminó hasta quedar a mi espalda y rodeó con su mano enguantada mi nalga izquierda, acariciándola lentamente, con cariño.

–Mmm… se siente bien, Gatito.
–No te he dicho que hables, Marinette. Ya he tenido suficiente de tu insolencia, jovencita.

¡Paf! No había tenido aun tiempo de responder, cuando una palmada me dio en el culo. Grité, más por asombro que por dolor.

– ¡Ah!
– ¡Silencio!

Otra nalgada, y otra, y otra. Apreté los dientes e intenté no hacer ruido alguno.

–Uhnnnn…
Mis piernas se aflojaron y se doblaron por las rodillas, perdiendo la compostura.

Chat me separó las piernas todavía más, estirando las bragas hasta casi provocar su ruptura. Tenía el culo ardiendo, y me encantaba.

–Este es tu último aviso. No quiero más comportamiento obsceno,¿Me has entendido?
–Sí–, gimoteé. –Sí, Gatito.

De repente, sin esperarlo, Chat Noir me soltó otro golpe en el culo con el dorso de la mano. Grité.

– ¡OHHH!

Mis pies se tambalearon y rompí ls tanga, que cayó al suelo. Las firmes manos de Chat me agarraron los brazos y me apretó contra su fuerte y musculoso pecho.
Noté su erguida polla contra mi tembloroso trasero y meneé las caderas de adelante hacia atrás, frotándosela.

Me lamió y mordisqueó la oreja, antes de hacerme girar para quedar cara a cara. Nos besamos apasionadamente, con las lenguas danzando, y las manos explorando el cuerpo del otro; las mías en sus palpitantes músculos, las suyas en mis suave y delicada piel.

Eché la cabeza hacia atrás y él me deslizó la lengua por la garganta hasta llegar a mis erectos pezones, turnándose para lamer, aspirar y mordisquear, ahora uno, ahora el otro. Noté la cabeza de su polla restregándose contra la entrada abierta de mi entrada e, instintivamente, abrí más las piernas, bajándome ligeramente hacia su erección.
Gracias a Dios que llevaba los tacones. De pronto, también él hizo bajar su cuerpo. Y con un único movimiento ascendente me empaló con su pene. Jadeé ante la rápida penetración y los dieciocho o diecinueve centímetros de polla que se clavaron en mi interior.

–Oh, Dios mío. Jadeé. Tú sí sabes cómo satisfacer.
–Ya has tenido tu castigo–, respondió. –Ahora ya puedes tener tu recompensa.

Me penetró de arriba a abajo, la misma largada de su polla se aseguraba de que siempre estuviese dentro de mí, además de mi extrema humedad, que facilitaba la penetración.
Nunca antes había follado estando de pie, y era una experiencia completamente diferente de cualquier otra posición, desde aquel ángulo, su miembro me daba en el punto G repetidamente.
Luché para mantener los pies en el suelo, incluso con los tacones, y me encontré de puntillas, hasta que Chat Noir me dijo qué hacer a continuación.

–Rodéame con los brazos y las piernas–, me ordenó. Le obedecí y él cargó con todo mi peso entre sus fuertes brazos, estrechándome contra la parte superior de su cuerpo. Crucé los pies contra su trasero, mientras él continuaba penetrándome, sin problemas y sin ningún esfuerzo adicional.

Ni siquiera había notado mi peso. En todo momento supe que era un verdadero hombre. Noté cómo me venía el primer orgasmo y lo miré a los ojos.

– ¡Fóllame, Gatito! ¡Oh Dios, me corro!

Algo explotó en mi interior, y me apreté entorno a su pene. Los jugos corrieron por su empalme mientras mi placer llegaba a la cúspide. Nos besamos un par de veces más, y, mientras mi cuerpo se relajaba, me bajó.

Me puse en cuclillas ante él y me posicioné frente a su enhiesta y palpitante virilidad. Acerqué mi boca abierta, tan cerca, que pude oler el dulce aroma de mi anterior orgasmo. El duro y vibrante mástil le brillaba bañado con mis jugos. Lo miré con los ojos muy abiertos.

– ¿Quieres que te la chupe, Gatito?
–Sí, Marinette. Por favor, chúpame la polla.

Me la llevé a la boca con la misma rapidez con la que él me había pegado y follado antes.
Gritó, y yo se la engullí tanto como me lo permitió mi boca, apretándosela con los labios y follándomelo con un magnífico oral.
Comenzó a gemir una y otra vez. En algún momento, abrí la boca y lo solté, recuperando el aliento. Recorrí la longitud con la lengua, saboreando mis dulces jugos sobre él, y tragándomelos. Estaban buenos.

–Ya basta, Marinette… vas a hacer que me corra. Y quiero estar dentro tuyo cuando eso pase.

Me levanté, lamiéndome los labios, mientras él me hacía voltearme con delicadeza y me obligaba a apoyarme contra el respaldo del diván en el que se había sentado antes.
El frío de aquel mueble me tomo por sorpresa, en un primer momento, al entrar en contacto con mi piel desnuda, pero me obligué a relajarme.
Noté el glande de su miembro provocándome, separando los labios vaginales y frotándose contra la piel, restregándose contra mi clítoris, masturbándome con toda su rigidez.

–Hazme tuya–, le pedí. –Fóllame, Gatito, Fóllame ya.

Deslizó su pene en mi resbaladizo e impaciente coño. Me agarró de la cola y tiro hacia atrás, haciéndome gritar. Agarré las gafas y las tiré al suelo. Enredó el pelo en un puño, tirándome hacia atrás de nuevo. Arqueé la espalda y empujé el cuerpo hacia atrás, contra su polla, follándomelo mientras él me follaba.

– ¿Me he portado mal, Gatito? ¿He sido mala? –Me dio un tirón del pelo, aguantándome arqueada.
–Sí. Has sido mala, una pequeña putita. ¿Cómo te has atrevido a seducirme con tu ropa de zorra y los taconazos?
Sonreí al notar como su polla me penetraba cada vez con más fuerza y velocidad.
–Lo siento mucho, Gatito. No lo haré de nuevo, lo prometo. No volveré a vestirme como una putita.
–Sí, sí que lo harás–, contestó, soltándome la cola. – ¡Insisto, joder! –Ambos reímos mientras nos aproximábamos al orgasmo.
–Me alegro de que te guste, Gatito.
–Me encanta, Marinette. Me encantas.

El sonido de aquellas palabras era estupendo. Cerré los ojos y sentí cómo su rigidez me llevaba de nuevo a la cúspide del placer.

–Yo también te quiero, Chaton.

Deslicé una mano hacia abajo y me acaricié el clítoris. Su pene comenzó a palpitar en mi interior y gemí.

–Me voy a correr, Marinette.
–Yo también–, contesté. – ¡Córrete dentro!–

Su esperma caliente se expandió en mi interior mientras yo también llegaba al orgasmo, los resultados de nuestro sexo, mezclándose en mi interior, llenándome. Noté un hormigueo que me recorrió las piernas.
Chat Noir se derrumbó sobre mi espalda y movió las manos, rodeándome los pechos y besándome en el cuello.

–Ha sido increíble–, dije, sin aliento.
– ¿En serio tengo que ir a la universidad? – Ambos reímos y me volví para poder ver sus preciosos ojos, llenos de ternura.
Podríamos habernos besado durante días.
*****"
Y aquí esta la parte mas interesante de la historia 💕👌 😏😂
Ya viene él final
Voten y Comenten que parte fue su favorita

Las invito a leer Eternal Love de FanFicMLB les encaantara
Asi mismo las invito a leer mis otras 2 historias de MLB "Mi Gran Amor |Adrinette|" y "Legalmente tuya"
Espero sean de su agrado.

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