Wedding day [Yoonseok]

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Yoongi se despertó con un sentimiento de pesar incrustado en su corazón, podía sentir como este se desmenuzaba en su interior para dejar nada mas que un espacio vacío. Miró hacia el calendario, donde el fastidioso "gran" día había sido marcado por su mejor amigo, y sintió ganas de llorar.

Quiso hacerse bolita en su lugar y acurrucarse en la seguridad de sus mantas hasta que la fecha pasase, pero no podía hacerlo por mucho que quisiese, o Hoseok lo mataría.

Y Yoongi no podía soportar que su amigo se enojara con él, así como no podía soportar que se casara con otro.

Se obligo a guardar todo el rencor y dolor en el rincón mas apartado de su alma, porque su corazón ya no estaba, y a regañadientes se levantó de su refugio. Por mas que lo odiase, no podía fallarle a su mejor amigo. Su dulce, inocente y malditamente inalcanzable mejor amigo.

Arrastró los pies hasta su baño, y luego de una ducha que se suponía seria reparadora, se sintió mucho mejor.

O eso se dijo, porque la sensación de estar muriendo lentamente no se escapó de su cuerpo.

Con pesadumbre se acercó a su armario, y se aseguró de que todas las cosas importantes estuviesen guardadas y listas para poder marcharse. Un suspiro resignado dejó sus labios cuando, al volverse, sus ojos se posaron en la fotografía que tenía sobre su mesita de noche.

A paso lento se acercó a la mesita y tomó el marco entre sus manos. Desde detrás del cristal, unos sonrientes Yoongi y Hoseok le devolvían la mirada. Y a pesar de que habían pasado algunos años desde que aquella fotografía había sido tomada, él aún atesoraba el recuerdo de aquel día en su memoria.

Había sido tres años después de conocerse, era el cumpleaños número doce de Hoseok y el único invitado había sido Yoongi. No porque Hoseok no tuviese amigos (porque todos en el instituto adoraban al tierno Hobi, sobre todo los profesores), sino porque Hoseok no quería pasar su cumpleaños con nadie que no fuese Yoongi.

Y él se había sentido tan querido y tibio por dentro, del tipo de calor que sientes cuando la persona a quien amas hace algo lindo por ti y solo por ti, que había estado toda la tarde y los siguientes cinco días sonriendo como idiota.

El Min Yoongi de veintisiete años se preguntaba como había sido tan estúpido para no darse cuenta de lo enamorado que estaba de su amigo en ese entonces, porque haciendo memoria el pelinegro se había dado cuenta que no había habido un momento en su amistad en el que no hubiese estado enamorado de su mejor amigo, solo que había sido muy idiota para notarlo.

Ahora, estando a unas horas de la boda de su mejor amigo, Yoongi finalmente había encontrado una explicación para las sensaciones que había catalogado como "extrañas y molestas" cuando tenia apenas once años.

Un sonido extraño, mitad resoplido, mitad risa, escapó de sus labios con amargura.

¿Como habrían sido las cosas si el se hubiese percatado de sus sentimientos a tiempo?

Quizás él fuese quien se iba a casar con Hoseok ese día, quizás su mejor amigo hubiese rechazado sus sentimientos, quizás ahora no tuviese ganas de llorar como niñita. Quizás, quizás, quizás.

Habían tantos "quizás" que Yoongi jamás llegaría a experimentar por haber sido un cobarde.

Dejó salir un nuevo suspiro cargado de resignación y, regalando una sonrisa tensa a los niños del retrato, se acercó a sus maletas para dejar todo, ahora si, listo para partir.

Los característicos grititos que él tanto había extrañado aquella semana irrumpieron en su departamento, anunciando la llegada de su mejor amigo. Rápidamente escondió las maletas en el armario y salio al encuentro de Hoseok, abriendo los brazos para recibirlo en cuanto lo vio.