LXII

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Venezuela

Añorado país, cofre de oro con hermosos recuerdos, de bonitas alegrías, de duras tristezas; de corazón coloso de tanto amar y de nacer en todas las etapas de mi vida.

Tierra bondadosa de gran turismo y de incomparable calor humano, que reconocemos y extrañamos con profunda tristeza cuando de ella nos alejamos.

Sutil y delicada en sus costumbres, en sus creencias, en el fervor de su fe; única en su música y sus bailes que corren por las venas, propia en sus símbolos patrios y en cada lugar que todo venezolano al identificar sus raíces, enmudece y suspira de tanta belleza, da la que lo reúne todo y que hoy muchos nos alejamos de ella rompiéndonos el corazón, enfurecidos por la inseguridad que se adueña cada día hasta del último rincón venezolano.

Álbum de historias, de conquistas, de independencia, de dictadura y democracia.

País de hombres y mujeres admirados, valientes, luchadores y maravillosos profesionales. De gente echa' pa'lante.

Tierra de divinas mujeres, de bellas cascadas, de majestuosos ríos, de hermosas flores, de caballeros de corbata con noble corazón, de impresionantes orquídeas que adornan un paraíso natural y de grupos indígenas que enseñan el valor del ser humano como principio y base de humildad y sencillez, ante cualquier desarrollo y país.

¡VENEZUELA!

Orgulloso espejo donde se peinan las diosas; donde el viento mueve elegantemente sus cabellos y hace surcos en la arena, dejando huellas como mármol que nunca se borran y se llevan en la memoria, donde nos toque seguir viviendo.

Patria guerrera y cuna de muchos héroes conocidos y otros sin mencionar, que colgaron sus sueños, sus batallas y sus esperanzas, por defenderla hasta la muerte.

País lleno de nostalgia y de infinitas preguntas; ¿Dónde está "mi Venezuela de ayer"? Las sonrisas de paz, los niños corriendo y jugueteando libres por los parques, los abrazos sin horas ni lágrimas, las palabras dulces y elogios, los atardeceres de enamorados esperando la luna para destapar la inocencia, las fiestas sin motivos y sin límites en las que sólo reinaba la familiaridad, el respeto y la alegría sana, la libertad de cantar, caminar y viajar por sus ciudades admirando cada una de ellas sin necesidad de nadar sin aguas huyendo de tanta presión, de tantos ruidos sin corazón, de gestos sucios para engañar y niños sin infancia con armas.

Tierra donde se veía a Dios en cada neblina de su sabana, en cada susurro de sus limpias aguas, en todos los colores de su cielo y en la libertad de sus aves anunciando un hermoso atardecer.

Dicen, que uno vuelve siempre a donde amo nacer y vivir.

Yo amo mi país y deseo elevando todas mis oraciones que renazca la Venezuela de todos, la que alguna vez mis padres y abuelos conocieron, disfrutaron y vivieron.

Tengo todas y cada una de mis esperanzas en Venezuela y en mi gente. Estoy segura que cada una de la muerte de mis hermanos no será en vano, que pronto seremos libres, pronto estaremos recibiendo a nuestros hermanos que se han ido y a todo aquel que quiera venir también le recibiremos.

Venezuela tengo en ti mis ilusiones.

-Bea🌸

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