Bullying.

       ¿Alguna vez has sufrido de Bullying?, pues yo sí.  

 El bullying es el ataque físico o verbal hacía una persona, unas simples palabras pueden destruir tu corazón más aún si estas llevan maltrato.  Mi nombre es Alejandra y actualmente tengo 18 años de edad y sufrí por varios años de Bullying, y aquí esta mi historia. 

     Yo era y soy una chica muy tranquila, poco sociable y amable, no le gustaba estar en grandes grupos y prefería estar apartada de los demás, a temprana edad ya había perdido la figura paterna y recién ingresaba a 1er grado. Recuerdo que ese día estaba muy contenta porque recientemente tenía mis lentes nuevos y me sentía muy felices por ellos sin embargo, mi felicidad fue destrozada cuando escuche a lo lejos: 

   —Oh mira, una cuatro pepas- 

          Mi corazón se puso chiquito al escuchar eso pero aún así seguí sonriendo como si nada, solo estaban bromeando  —pensé—  , y seguí realizando mis labores. Recuerdo muy bien que un compañero llamado Harold le molestaba cada acción que hacía o cada palabra que dijese le disgustaba, no lo comprendía. 

Ese 1er grado solo fueron ofensas por culpa de mis lentes y así siguió hasta 3er grado, donde mis apodos se acumulaban aún más, entre ellos estaban: 

Letty la fea, cuatro pepas, abuelita, vieja, etc.

No me gustaban esos apodo sin embargo actuaba como si no me afectaran y seguí mis mañanas solitarias, recuerdo muy bien que odiaba la fecha del día del padre ya que como no tenía uno, mis compañeros se burlaban de mi y se emocionaban demasiado porque vendrían sus padres y yo, allí sentada sin ánimos, sin un padre que viniese a esa festividad. Una mañana la profesora dejo el salón y dos chicos se acercaron a mi asiento a molestarme, uno de ellos tenía en sus manos un lápiz casi sin filo y muy despacio dijo. 

  — ¿Te dolerá si te entierro este lápiz? —  mientras acercaba el lápiz a mi brazo.

Yo muy molesta conteste, — Claro que no, no me dolerá—

El chico poco a poco fue acercando más el lápiz hasta llegar a mi piel pero por la falta de punta no pudo atravesar mi piel. 

El chico enojado por no haber conseguido herirme, tomo un sacapuntas y comenzó a afilar el lápiz para esta vez si hacerme una herida.