Yo y mi estupenda vida

Mi Segunda Pérdida

Mi Segunda Pérdida fue mi abuelo, ahí ya tenía 13 o 14 años.
Murió de un ataque al corazón, el día anterior a su muerte había estado con él y mi abuela en su casa, ese día nos pusimos a pabear con el equipo de música más viejo que la escarapela, porque yo quería escuchan unas canciones de un caset que tenía guardado y el equipo no quería andar. En fin, ese día no hicimos nada interesante, pero recuerdo que por lo bajo, cuando estábamos poniendo el caset me dijo algo, no lo recuerdo (mi memoria no me ayuda), pero cuando murió apesar de que me sentí mal no fue mucho, sentía que debía estar feliz, que debía ser fuerte, tal vez tenga que ver con lo que me dijo, pero como no recuerdo bien sus palabras simplemente no puedo asegurarlo.

El primer día de su funeral me lo pasé en el velorio, intentando que los chicos no se sintieran mal. El día siguiente tenía evaluación, y no quería decepcionar a mi abuelo, así que fui, nadie en mi escuela entendía porqué había ido con una sonrisa a la prueba cuando mi abuelo acababa de morir, en ese momento no me importó, solo quería hacer mi prueba y volver al funeral, mi profesora insistió en que podía tomarme el examen otro día, pero no quería. Saqué un nueve, volví al funeral con una sonrisa y la prueba en la mano, me acerqué a mi abuelo y le dije mi nota al oído.

La razón por la que su pérdida marcó algo importante en mi vida es porque no lloré, muchos pensaron que simplemente no lo asumía, o que era una desubicada por estar jugando con los niños afuera en vez de estar llorando con los demás. También fue mi primera demostración a mi misma de que podía dar lo mejor incluso cuando no estaba en el mejor de mis momentos.

Pero hay veces que pienso que, en verdad soy una persona insensible.
Ej. La muerte de mi hermana
No lloré directamente por ella en ningún momento. Lloré por mi mamá, por mi papá, y por mis sobrinas, pero no por ella.
Cuándo murió pensaba en que si ella había muerto, mi amigo, el cual estaba sufriendo de cáncer, no podía hacerlo, simplemente el mundo no podía hacerme eso. Pero estaba equivocada, el mundo sí podía hacerme eso, y lo hizo.

En otro momento explicaré mi relación con él.