Capítulo 2

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-No hables con extraños.

-Voy a un país en el que no conozco a nadie, tendré que hablar con extraños lo quiera o no. 

-Entonces no aceptes caramelos.

-¿Con caramelos te refieres a droga? Es que voy a trabajar en un laboratorio farmacéutico y ya sabes que clase de sustancias manejamos...

-Sonia, deja de arruinarme mis consejos de madre preocupada-dijo Celia que estaba haciendo un esfuerzo para intentar ser buena amiga. Se encontraban en la terminal esperando a al vuelo de 16 horas en el que iba a embarcarse Sonia. Sus padres y su hermano descansaban en unas sillas lejanas y ellas dos había ido a recorrer algunas tiendas de comida hasta que fuera la hora de embarcar. 

-¿Has investigado la comida? Seguro que son rarísimos y comen insectos-dijo Celia cogiendo una tableta de chocolate en sus manos para pagarla. Podría elegir algo más saludable, pero a quien iba a engañar, las dietas le duraban dos semanas. Sonia por el contrario llevaba una manzana en una bolsa de plástico, su adicción por esa pieza de fruta era mucho más fuerte que la sufrida por los heroinómanos. 

-No seas exagerada, será diferente pero nada del otro mundo. ¿Sabes el ramen que compramos en la tienda china? Eso es coreano-explicó Sonia a su amiga como si hablara con una niña de cinco años. Celia formó una o con la boca y pegó un mordisco a la tableta de chocolate. Celia era de aquellas personas que cometía el sacrilegio de no separar el chocolate por los recuadros marcados y era algo que hacia estremecer a Sonia.

-Menos mal que voy a estar meses sin verte y cometer tal atentado contra el chocolate-dijo arrebatándole la tableta y rompiéndola por todas las líneas marcadas antes de que Celia la recuperara. Esta soltó una protesta e hizo que la gente que les rodeaba se girara para ver si realmente se trataba de una mujer adulta. 

-¿Hablaremos por skype verdad?-preguntó Celia haciendo un puchero. Sonia se metió una onza de chocolate a la boca y asintió. 

-Claro, todas las semanas.

-¡¿Todas las semanas?! No, espero tu llamada mínimo dos veces al día, necesito el besito de buenas noches sino no podré dormir. 

-Que cruz contigo, creo que también tendré que bloquearte en skype como a mi hermano. 

Celia le dio un golpe en el brazo a lo que Sonia se frotó con persistencia la zona, a veces se les iba la fuerza y acababan con marcas rojas, pero tampoco les importaba mucho, efectos secundarios de la confianza. Celia miró el reloj de su muñeca notando que las agujas habían avanzado demasiado rápido y tenía que dejar marchar a su amiga. 

-Es hora de que te marches.

-¿Ya me estás echando? Tanto drama por no verme y ahora me mandas por ahí.

Celia se abalanzó sobre ella agarrándose a la mochila y casi provocando que se fueran al suelo.

-Llévame en tu maleta-Sonia deshizo el abrazo de su amiga y le dio unas palmaditas en la cabeza, algo que ponía muy nerviosa a Celia. Esta la empujó lejos mientras Sonia se reía sacando su maldad interior-. ¡Ya no te quiero!

Y así, sin darse cuenta, a penas se despidieron porque iban a hablar cinco veces al día ¿no? No merecía la pena gastar esfuerzo en una despedida cuando sabían perfectamente que el bullying recíproco se mantendría en la distancia. 

***

-Quién me mandaría a mi venir a este país de chinos-murmuraba Sonia entre dientes tras el largo viaje e intentando orientarse en el gran aeropuerto de Incheon, arrastrando la maleta con la silla dentro. Ya ni se molestaba en decir coreanos. Le habían parado en el control del aeropuerto por mercancía sospechosa (nada que ver con la silla...), algo que había terminado con Sonia desesperada por ver toda su maleta deshecha y sin entender una palabra de lo que le decían los cuerpos de seguridad coreanos-. Cuando vea a Celia la mataré por darme esa maldita silla.

My heartu is OMG! (J-Hope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora