Parte 5

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Inmediatamente aparecí en el cuarto de Joaquín para llevármelo, en ese momento estaba enfurecido y sabía que me iba a desquitar con el culpable de la tragedia. Para cuando llegué, su alma ya estaba esperándome, y puedo decir con absoluta confianza que esa tenía la luz más apagada que había visto en años. Me acerqué lentamente hacia el, era extraño que un alma salga de su cuerpo por su cuenta; y el solo estaba ahí... mirándome. Lo toqué para cambiarlo a su forma original, necesitaba preguntarle el por qué. 

Al tocarlo, el se transforma a su cuerpo original, y mientras lo hace una sonrisa psicotica se plasma en su rostro. 

"Esto será divertido"- me dice antes de volver a ser una luz y desaparecer. 

Me quedé paralizado, nadie jamás había logrado hacer eso; todos aceptaban su muerte, su final, el hecho que ya era su momento de irse al otro lado; pero Joaquín... el simplemente no lo deseaba. 

Corrí tras de el, por donde mis sentidos me guiaban, podía sentir como se movía de un lado a otro en la velocidad de un suspiro. ¿Como iba a encontrarlo si no estaba más de un segundo en un lugar? 

Lo bueno (si es que lo había) es no se iba de los perímetros del hospital, incluso Joaquín entendía que estaba seguro dentro del establecimiento. 

Y en ese segundo, lo sentí; ya lo tenía. Estaba en el pasillo secundario del segundo piso. Llegué más rápido de lo jamás pensé que lograría; él había vuelto a su expresión humana y estaba sentado en el suelo apoyado en la pared. 

"Yo ya pensaba que te estabas olvidando de mi"- me dice. 

"Jamás me olvido de un alma"- le respondo- "Yo siempre cumplo mi trabajo."

"Que comience el juego entonces"-  dice antes de desaparecer nuevamente. ¿Como lo lograba? 

Volví a correr tras de el, pues sabía por donde iba (el beneficio de mi omnipotencia, se donde está cada alma de mi territorio). El traspasó las puertas en un grito, y yo le seguí sin pensarlo; ni si quiera me fije que entré en la morgue. 

La sala estaba fría y metálica, todo era de un tono grisáceo y estaba lleno de artículos médicos como jeringas y bisturíes. La mitad de las camillas estaban cubiertas con unas mantas blancas y abultadas, las cuales abajo escondían recipientes vacíos. Me acerqué lentamente al centro de la habitación. Joaquín estaba en algún lado, pero su vibración era escasa. 

"Te tengo"- pensé. Me acerqué a la camilla, y retire suavemente la sabana. 

El cuerpo era de una cliente de ayer; se llamaba Natalia y tenia solo 24 años. Atropello, iba mirando su iphone  mientras cruzaba la calle, no vio el taxi que se le acercaba sobre la velocidad limite. Ella falleció en el instante y yo la llevé al otro lado, como todos los días. Nada en especial. 

Sabía que Joaquín estaba en algún lado de la camilla, pero no se le veía en ningún lugar. ¿Cómo había desaparecido? 

Fue en ese momento que Natalia volvió a abrir los ojos. 


¿Quién invitó a la muerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora