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CASO DE MARK LEE

Condenado a seis meses de cárcel, declarado testigo de un asesinato.

Mark Lee había sido testigo del asesinato de su madre por su padre el pasado 12 de Julio del reciente año.

Atormentado por las amenazas de su padre estuvo en silencio 3 meses antes de que hablara con la verdad.

Como él menor no habló a tiempo se le condeno un castigo de un año. Después de que el caso fuera luchado Mark sólo tenía que estar 6 meses en cárcel.

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  — Vamos señor Lee, pudo ser peor.

—Lo sé, le agradezco su trabajo señor Moon—. Las últimas palabras que le dedico a su abogado antes de tomar sus cosas y macharse.

Mañana sería llevado a la cárcel.

¿Era fría?, ¿Era oscura? Pensaba que sería un infierno estar con personas malas y con escasos recursos de agua y comida.

Definitivamente lo menos que deseaba era estar en prisión y que lo tratarán como un enfermo.

  

  ♤   

  A la mañana siguiente todo ocurrió normal para todos, el día estaba tan lindo, ninguna nube en el cielo de Seúl, con un sol de verano  y una ligera brisa de otoño; el día estaba hermoso.

Menos para Mark Lee que estaba guiándose hacía su celda dónde, según escuchó a un guardia de seguridad, compartiría celda con un criminal.

Sí, el peor día de aquel rubio.

Entró detrás de aquellas rejas siendo empujado bruscamente por los de seguridad, que hicieron derramar al rubio pequeñas lágrimas.

Sí, Mark era muy sensible, cualquier mínimo detalle lo hacía llorar, algo de las pocas cosas que el adolescente no aceptaba de su forma de ser.

La celda era fría y húmeda que en aquella pequeña y asquerosa estancia había dos camas que no se veían muy cómodas para dormir en las noches.

Levantó la vista, delate de sus ojos y dándole la espalda estaba su compañero de celda que sólo dejaba verlo su cabello castaño con unos hombros anchos. El hombre no se inmuto que hizo que reinará un ambiente bastante pesado e incómodo. Mark suspiró, ¿Qué se esperaba?, ¿Una cálida bienvenida?

Se acercó a las camas mirando ambas de forma extraña, parecían bastante sucias y descuidadas. Cuando trato de sentarse en la de abajo el desconocido habló.

  — La de abajo es mía—. Se limitó a decir y Mark, con mucho esfuerzo, decidió subir a la cama de arriba y dormir una siesta.

Infierno (JOHNMARK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora