Era un nuevo día, y Mark estaba durmiendo para tratar de sacar el dolor que sentía en el pecho. Cuando sintió que le despertaban bruscamente, moviéndolo sin nada de cuidado. Se quejó y miró a su compañero de celda mirándolo fijamente, pero sin decir ni una palabra.
Se levantó para poder caminar detrás del chico cuando abrieron las celdas para poder ir a comer.
Mark se detuvo en la entrada mirando a todos comiendo realmente sin ningún tipo de modales, a lo que pelinegro pudo hacer una mueca de disgusto. De un segundo a otro perdió de su vista a su compañero de celda, por lo que no tuvo de otra que arreglárselas por su cuenta.
Tomó una bandeja vacía y esperó a que le sirvieran su comida y se sentó en el lugar más apartado del lugar.
La comida era horrible, pastosa y sin sabor, algo terrible. Escuchó una carcajada enfrente suyo a lo que levantó la vista confundido. El chico sentado enfrente suyo se reía de él y sus muecas de asco.
—¿Primera vez? Acostúmbrate porque no dan comida más deliciosas —Habló el chico con la boca llena, haciendo que le saltara comida en su ropa y su cara haciendo que se asqueara al instante— Pareces muy inocente... ¿Quieres ir a darte una ducha? te puedo guiar hacía las duchas después de aquí.
Mark no habló para nada, solo asintió con la cabeza con miedo tratando de tragar la comida asquerosa.
