La felicidad y la vida, segun yo

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Primero que nada, no me presentaré, sabrán algunas cosas mías, pero jamás mi edad, porque este mundo es muy pre juicioso.

Este relato solo es para que, tal vez, veas al mundo desde el punto de vista de una persona, una como cualquier otra que camina en veredas sucias, entre gente preocupada de cosas ajenas. Disfrútalo, como a todo.

 Esta semana me iré, escribiré poesía, dibujare la playa de 1000 formas diferentes, bailaré con los pies sucios y las axilas sudorosas, con un cintillo en la frente y las manos en alto.

Hablaré con la gente 1, 2 o 3 días... o minutos, me bañare en sal y dibujaré a esa gente que espera horas por el amor de su vida, o quién sabe.

Tocare la flauta, los bongos. Correré haciéndome mierda los pies por el suelo ardiendo, gracias al brillante sol.

 Y me reiré, subiré los arboles... seré feliz, sabes?, sin todas esas cosas que la gente clasificó como felicidad, porque la calle, la noche, las drogas, el alcohol y todas esas cosas a las que consideran peligrosas, no son lo suficientemente malas si te hacen reír, si no dañas a nadie, si te lloran los ojos de emociones mezcladas.

Bailare bajo la lluvia con vestidos rotos, y me da igual, porque por fin seré feliz de la manera que yo quise, no dentro de un casa tibia, pero llorando a mares y cortándome los brazos por no poder escapar, sola, sin siquiera el aire o la naturaleza, o esas cosas que están, pero nadie ve... que nadie quiere ver.

Ese café que nadie quiso tomar por inseguridades, desconfianza. Las hojas que caen, dejándose llevar por el frío invierno de otoño. Las gotas que se van acumulando en el vidrio, que de tres, generan una grande y cae. Los niños riéndose con sus pequeños dientes. La gente con la que te topas y chocas, una vida, miles de problemas, sonrisas, ya sean falsas o verdaderas, las manos frías y los cigarrillos calientes, los ojos turbios de un artista aun desconocido, que no se ha lanzado por lo mismo que no pudo tomarse su café. 

No sé si culpar a la gente, porque somos un circulo vicioso de problemas que ocultamos bajo las sábanas de ojos que nos veremos más. O al dinero, siendo este base de todo, yendo y viniendo, bailando en las manos de humildes y ricos, riéndose de nosotros y de nuestras desgracias por culpa de este... o de nosotros, ¿quién sabe? ¿yo, tu, él? ¿nadie?

No estamos tan rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora