Habian pasado los dias, me había dado cuenta de las virtudes de vivir con Abigail, simpática, sarcástica, chismosa, era el centro de informacion de Mounts Whited. Cualquier tipo de sucesos, ella se los sabias como la palma de su mano. Me impresionaba escullarle hablar sobre sus anecdotas con mi mama en sus tiempos entre otras historias del pueblo, aunque era algo recíproco, ella me contaba sus memorias y yo la vida que tenia hecha como jueza civil en los Ángeles, los casos que lidere con justicia en mi mazo y los momentos en los que deseaba no estar más en el tribunal.
-Oye Lidia, ¿que tal si sales un rato a divertirte? Son tus vacaciones, no?- me preguntó Abigail atendiendo un cliente que compraba una edición de un clásico de los 80.
-Que va, si no me importa quedarme a despolvar los libros, o es que soy un estorbo para ti?- le dije directa. Abigail estaba gravemente enferma por fumar, esa fue la principal razón de mi estadía en su casa. Le prohibida fumar a toda costa, ella estaba de acuerdo en que no le dejará mirar un encendedor de cigarros nunca más.
-Si te soy sincera esa es una de mis razones, dejar un vicio no es tan fácil, ¿Nunca has tenido uno?- me pregunto despachando al cliente. No sabia a lo que se refería ni a donde queria llegar con esa pregunta, digo, nunca eh fumado en mi vida y no me gustan mucho las bebidas alcohólicas.
-No. Respondi rápida y cortantemente- soy una persona completamente sana, no tengo ningún vicio, así lo específica mi reporte medico- dije despolvando los libros clásicos, los cuales eran gigantescos.
-No entiendes mi punto de vista Lidia. Dijo quitandome de las manos un libro que no sabia donde iba.
-Okey, si tanto incistes, saldre. Pero le dire a Marta que te vigile. Dije un poco sarcastica y protectora. Entonces ella se río a carcajadas y puso una mirada de gato con juguete nuevo. Me arrempujo a el cuarto y empezó a buscar maquillaje y prendas en su tocador, tan rápido como el tiempo y sus viejas manos le permitian.
-¿Abigail?- pregunte, no creo que ella trate de vestirme, ¿o talvez si?
- ¡Te pondre preciosa!- dijo ella sacando un vestido de flores y unas argollas de plata.
- ¡¡¿¿eh??!!- dije sorprendida de tal entusiasmo. En ese momento me sentía como rata de laboratorio esperando a convertirme en paloma de sombrero.-no, no, y no. Yo me encargare de vestirme, tu espera afuera. Dijo Lidia sacando a Abigail de la habitación.
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El Amar y el Ser Justo
Romance"De favor en favor nos vamos debiendo" La aburrida Jueza Lidia Rodall viaja desde los Angeles hasta Nueva York, para hacer un "favor" a su querida madre en sus tan apreciadas vacaciones. Sin embargo, su visita a Monts White, (un pueblo pequeño afuer...