Capítulo IV "Un nuevo comienzo"

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Cada paso he dado en mi vida, cada instante que transcurre, estoy consciente de que los demás siempre van a querer que cambies, que seas como ellos son. Nunca se es lo demasiado bueno como para agradarle a los que odian simplemente por odiar. Se ha convertido en un problema, con el que he lidiado toda la vida. A momentos lloro, a momentos me rio de la vida, de cómo los demás han olvidado lo que son y lo que les gusta, simplemente por tratar de ser 'aceptados'. Yo nunca quise hacerlo y es ahora cuando pago el precio de todas las veces que le grité ¡NO!, al mundo que nunca está satisfecho de verte caer.

Me remonto a un pasado lejano, en donde transcurre toda mi vida, cada día y cada segundo. Un momento que quedó congelado en el tiempo, un momento perfecto.

Le entrego mi boleto al conductor. Se me hace conocido, de alguna manera, tengo la impresión de que lo he visto antes. Está obeso y su  mirada, que choca bruscamente con la mía, me produce escalofríos.

Camino por el autobús casi vacío. Siempre me he sentado atrás, es el lugar dónde puedes observar a todos, pero nadie puede observarte a ti. Todos me miran, pero yo sigo caminando. Justo en ese momento, el conductor acelera. “¡Tonto!”, pienso.

Estoy al lado de esta chica, sobre quien caí al perder el equilibro. El destino puede llegar a ser muy tonto –O tal vez, el tonto soy yo–.

–Lo siento mucho. –Le digo en el mejor tono de arrepentimiento que puedo poner.

–No te preocupes, pasa todo el tiempo –Me dice sonriendo.

Es hermosa, demasiado para ser amable, demasiado hermosa para estarme sonriendo en este momento.

–Puedes sentarte aquí si quieres. -Dice

Sin dejar de mirarla ni un segundo, me siento a su lado. Le sonrío tontamente, no recuerdo nunca haber visto a alguien tan hermosa como ella. De un momento a otro, empieza a hablar, pero estoy en la luna, como es usual.

–¿A dónde te diriges?  –Pregunta ella, con su sonrisa encantadora de nuevo.

Tardo más de lo normal, en contestar una pregunta tan sencilla, pero el mundo me da vueltas, de la forma más extraña e inesperada. Ella sigue mirándome, y yo a ella. Tiene ojos azules, tan azules como nunca vi antes.

–Voy a Parwich –Le digo con voz temblorosa– siempre quise conocer ese lugar.

 –Pues bien, parece que viajaremos por largo tiempo. Parwich, está a muchas horas de aquí.

Yo le sonrío. No sé cuánto se demore, pero sé que la tendré sentada a mi lado, por lo que dure este viaje. Nunca deseé tanto, llegar tarde a mi destino.

Es una noche fría, estoy abrigado hasta la cabeza. Katy escucha música. Me sonríe de seguido. Es extraño, quiero preguntarle más que su nombre, pero no quiero molestar.

El reloj del autobús marca la media noche. Parezco tonto, mirando cada minuto a esta chica que ni siquiera conozco. Sólo sé que se llama Katy. Pero creo que voy a soñar con ella esta noche.

Ahora ella duerme sobre mi hombro. Yo sonrío, como nunca antes.

¡Estoy Alucinado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora