Capítulo 3

205 25 12
                                    

Cuando teníamos quince años, las cosas cambiaron. Tenías otros amigos y la escuela te estresó mucho, lo recuerdo.

Te echaba de menos la mayor parte de los días, pero aun así teníamos nuestras pijamadas de los viernes. Esas noches te abrazaba más fuerte, porque incluso si no lo decías, sabía que los necesitabas. Mis abrazos. O probablemente sólo los abrazos de cualquiera.

"¿Puedo salir contigo mañana?"

Sabía la respuesta antes de preguntar, pero aun así tenía la esperanza de que me dejaras entrar en esa parte de tu vida. La parte en la que te mostrabas en tu lado más débil, pero actuabas como si fueras el hombre más fuerte en la faz de la tierra. Donde tú y tus amigos ibais a algún campo sólo para que pudierais beber con la compañía de los otros y también de tus pensamientos.

"No, Haz, no te gustaría."

"Pero-"

"No Haz, maldita sea, me haces estresar."

"Lo siento"

"Lo que sea."

Me lastimaste cuando dijiste eso. Me hiciste más daño cuando te levantaste de la cama y cogiste tu chaqueta que colgaste en la silla cuando llegaste más temprano esa misma tarde.

"No te preocupes, ¿vale? No voy a ir a ninguna parte."

"Entonces, ¿por qué llevas puesta la chaqueta?, ¿a dónde vas?"

"Fuera, ¿a fumar?"

"¿Tú fumas?"

"Sólo cuando estoy estresado."

"Yo podría ayudarte con eso."

Aún no puedo creer que tuve las pelotas para decirte eso y mucho menos de tenerlas para hacer lo que hice a continuación. Ese fue un gesto muy osado, del que todavía estoy extrañamente orgulloso. A saber, dónde estaríamos ahora si no hubiera agarrado tu chaqueta tan fuertemente, tirándote hacia mí y besándote como si supiera lo que estaba haciendo.

Ambos sabemos que fue mi primer beso, sin embargo. Pero eso estaba bien porque también era tu primera vez.

Castle On The Hill // l.s // EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora