2.- ¿Dónde estás?

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Despertando después de un placentero descaso sin desear levantarme sentía mi cuerpo dolorido y pesado, no quería ni abrir los ojos; estaba tan agradecida de que era sábado, mi cerebro hizo clic de nuevo recordando lo último de la noche...

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–Eso es, correte conmigo Kagome, te extrañé tanto- dijo de manera inesperada para quedarme inconsciente por el placer.

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Oh por Kami, me senté rápidamente sobre la cama y me di cuenta que estaba en mi habitación completamente sola, "demonios otra vez ese sueño" reclamaba a mi mente una vez más, algunos días acudía a mi ese placentero sueño con ese hombre misterioso con apariencia de Ángel, tal vez a eso se debía que no deseaba salir ni conocer a alguien más, tal vez en mi mente deseaba encontrarlo y hacer realidad mi sueño.


Pesadamente me levanté para ir al baño y comenzar la rutina de mi día, me miré en el espejo mientras lavaba mis dientes y mi cara preparando el agua para bañarme me di cuenta que no había caliente "rayos" pensé y sin más que hacer me quité la pijama entrando en la regadera ahí comenzó mi tormento, gritando con ahogados gemidos hice el ritual más sádico que conocía, bañarme con agua helada en una fría mañana, por milagro no me convertí en un cubo de hielo andante, saliendo me puse mi bata de baño rosa, enrollándome una toalla purpura sobre mi cabello salí en busca de la ropa del día.

Cansada de mi rutina decidí hacer algo diferente "hoy iré a desayunar a una cafetería" a pesar de que siempre me preparo mi desayuno, tal vez ese baño me había matado unas cuantas neuronas y no pensaba en ahorrar, nunca me preocupaba en gastar en algo que no fuera el departamento donde vivía o en la universidad así que no le di importancia; me puse unos jeans oscuros, una blusa blanca y una chaqueta de cuero negra combinando unos botines negros, tomé mis llaves y mi bolso lista para salir a quién sabe dónde; no quería ser prisionera del tiempo, hoy estaba decidida a pasar un relajante día así que me había ido por las escaleras en lugar de bajar por el ascensor cuando casi estaba por llegar al primer piso recordé "¡ay tonta, el celular!" lo había olvidado en la mesita de noche y me tuve que regresar.

Una vez que bajé me quedé frente al edificio dándome el tiempo de observar la calle, las personas que corrían hacia su destino, infinidades de carros y taxis que se apresuraban, todos vivían un ritmo acelerado, entonces me di cuenta que así era yo, esto no me gustó en lo absoluto, tal vez si tenían razón mis dos mejores amigas Mei y Kazumi, les llamaría en la tarde para quedar con ellas a comer o ir al cine, hoy me sentía con energías renovadas, debía comenzar a hacer cosas diferentes.

Caminé por la calle sin rumbo específico y sin preocuparme en ver mi reloj pero mi estómago comenzaba a exigirme atención así que me sobé un poco y dije hablando conmigo –ya tranquilo ya vamos a comer- cuando me percaté de lo que estaba haciendo me di cuenta que parecía loca o una mujer embarazada hablándole a su bebe; "uy que vergüenza" mi rostro se convirtió en fuego puro; me apresuré cuando pude ver una cafetería cruzando la calle 'dulce vita'.

Cuando estaba por cruzar sentí un tirón de mi brazo oportunamente ya que un conductor parecía haber perdido el control y pasó rápidamente frente a mí, si no me hubieran detenido estuviera tirada en la calle en pedacitos, bueno tal vez no en pedacitos pero el carro si podía impactar mi cuerpo, el carro se estrelló con otro y la multitud se juntó, cuando quise voltear a ver a la persona que había detenido mi brazo no pude saber quién era ya que había tantas personas intentado pasar otras preocupadas hablando a emergencias, el sonido de las ambulancias y policía no se hizo esperar.

Angel de NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora