❀ Final² ❀

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*Aquél beso te llena de DETERMINACIÓN ✧

*¿Guardar el archivo?
         Si                      No
                    ♥ Si.

Y, ¿Ahora qué? ¿Qué hará él? ¿lo mismo?

No, querid@.

Suspiró intranquilo. Sentía que sucedía lo mismo... de alguna manera “diferente”.

¿Qué significa eso? ¿Algo especial?

—Y-yo... Perdona.

¿Qué?

—¿D-de qué hablas-

—¡Ya sabes de lo que hablo! —grito desesperado—. P-Perdóname por todo... P-por favor.

Sintió algunas gotas caer en su cráneo. Ink llora sin control.

Le acaricia los huesos con amor. Le besa el pómulo y sonríe.

—Siempre te he perdonado, kiki. —lo abraza y termina llorando.

Estuvieron ahí cierto tiempo. Sin decir nada ni hacer nada. Sólo abrazados.

Cuanto extrañaba aquellos momentos buenos. Sólo ellos dos contra el mundo.

Bueno, hasta cuando se fue.

Nunca pensó en aquel pequeño glitch. En aquel a que siempre amó, pero que nunca correspondió.

El sentía que no era correcto. Que esta mal y tal, pero lo que nunca nadie supo es que de verdad lo amó, sólo lo alejaba porque el creía que así ya no lo amaría.

Se equivoco.

Paso aquel horrible inconveniente que produjo que su amado glitch ya no volviera a ver más. Se sintió enormemente culpable, pero por otra parte, no le importaba.

Odiaba no tener alma, pues tal vez así lo podría haber amado.

Pero con o sin alma lo quería.

Lo volteó a ver; tan destrozado, que irónico, ¿no? El destructor destrozado.

Acarició los pétalos con cariño y amor, como le hubiese gustado a él acariciar su cráneo cuando estaba tan deprimido. Error lo abrazó aún más fuerte.

El glitch sintió como el pintor lo aparta de el lentamente. Después de hacerlo le besó en la parte de las flores y dijo con voz quebrada:

—Perdóname, ruru... Te amo. —se oye sollozos y pasos alejándose.

Y un portal abriéndose.

¿Acaso... Se va?

—¿I-ïnk? ¿A-ãdond€ vas? ¡V-ven! —súplica Error—. ¡₦-no me dejes! ¡N-nœ tÊ vÅ¥as! ¡Ink! ¡ÏИ₭!

Se fue sin voltear atrás.

Al poco rato se escucha un esqueleto llorando a mares. Grita y maldice, preguntándose ¿qué hizo mal?

Siente como las gotas saladas pasan por sus mejillas, y las quita rápidamente, sin embargo, aparecen más y más. Parece que lo único que hizo en su miserable y estúpida existencia es llorar. Llorar por todo.

Se toca los huesos, sus costillas y acaba tocándose el húmero. Se siente mal consigo mismo. Tal inútil y débil llorando por algo que nunca tendrá.

¿Dónde quedó su final feliz? Desapareció. Se fue, como el Príncipe azul.

Claro, era tan obvio. Nadie es feliz, ni mucho menos el. Jamás logró ser feliz, ni reír y divertirse.

「Flor Marchita. 」 InkErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora