A veces la vida no sucede como la planeamos. Tiene la costumbre de llegar sin previo aviso para cambiar nuestra vida por completo. A veces el cambio puede resultar mejor que lo planeado pero también puede ser nuestra perdición, nuestro camino al abismo.
Pero a pesar de que las cosas no salgan según lo planeado no es tan malo, no todo está perdido. Tal vez simplemente las cosas deben de suceder de cierta manera para darnos una lección o para llevarnos a un mejor camino. De alguna manera todo lo que hagamos a lo largo de nuestra vida repercutirá positiva o negativamente.
Aunque al principio todo sea confuso y no encuentres una salida, todo mejorará. A veces hay que pensar que tal vez lo que sucede no es un final, sino un nuevo comienzo. Conforme el tiempo pase todo tendrá sentido, tal vez no en su momento, pero sí poco a poco, solo es cuestión de tiempo.
Independientemente de que sea el destino, Dios, Alá o cualquier otro, las cosas suceden por algo, nada es al azar. Y lo mejor de todo es que luego de la tempestad viene la calma. Y más que eso, aprendemos a ser mejores.
Cuando la vida no tenga sentido y sientas que todo está perdido, solo respira y mira hacia atrás, no ha sido fácil el camino, pero a lo largo de ello te ha hecho más fuerte y eso debe de ayudarte a enfrentar lo que sea.
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