Hace algún tiempo perdí a una persona muy importante en mi vida y he de admitir que ya nada ha sido igual desde entonces; mi rutina, mis hábitos y hasta mi forma de pensar es otra.
Cuando ocurren hechos inesperados nuestra vida pierde su rumbo, cuando aquellas personas parten, una parte de nosotros se va con ellos, nuestra ancla a tierra se va y la vida pierde sentido.
Mi vida después de su partida ha sido díficil, MUY díficil. He adquirido malos hábitos, me he vuelto hasta un poco insoportable y dura conmigo misma y hasta con los demás. Me he vuelto una chica aislada, oculto mis sentimientos y ya nada me parece emocionante; la vida me parece aburrida, monótona; la comida no sabe igual, los helados ya no tienen sabor, las películas ya no tienen sentido...
Quisiera que todo fuera un sueño... pero no lo es.
Ahora que ha pasado un tiempo desde que todo ocurrió, te recuerdo pero ya no con tristeza de que ya no estás, sino con una sonrisa porque los momentos que compartimos fueron felices; además no quiero sentirme triste, no puedo pasar mi vida llorándote. Me dejaste sola aquí, y aunque no sé qué hacer con mi vida, te prometo que haré mi mayor esfuerzo porque te sientas orgullosa desde allá arriba.
Espero que cuando nos vayamos a encontrar pueda contarte que pude cumplir mis sueños y fui feliz.
Para todos aquellos que han perdido a alguien importante en sus vidas les puedo decir que oren, pidan mucho a Dios para que les de las fuerzas necesarias para continuar. Les aseguro que eso les ayudará. No les quitará ese dolor pero lo hará más soportable,
Mucha fuerza. No están solos, aunque su cuerpo haya partido su alma y espíritu estarán acompañándolos siempre. ♥
