Capítulo IV

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Los salvavidas nos llevaron hasta la superficie. Una vez ahí Keira me señaló tierra con su mano.
- ¡Mira! Debemos nadar hacia alla. Es la Ciudad de la Alegría. - Dijo Keira
- Ya veo, pero está muy lejos.
- Uff, ya veras que no es nada.
Y empezamos a nadar, y en menos de 5 segundos ya estábamos en tierra firme.
- ¿Pero qué pasó? - Dije intrigado.
- Jaja, ay Joel, te hace falta aprender mucho de aquí todavía.
- ¿De que me hablas?
- Así como el tiempo, la distancia aquí es bastante abstracta. El tiempo y el espacio no tienen leyes aquí, o por lo menos no como las que tu conoces.
- Ya veo... Hablando de eso ¿Cuanto tiempo nos queda?
- Exactamente, 4 días y 23 horas.
- ¿QUE? - Grite impactado
- A ver. Por tercera vez, aquí el tiempo funcio..
- ¡Ya ya entendí, hay que darnos prisa!
Un fuerte pitido retumbó en todo el lugar, y todo se empezo a enegrecer.
- ¿Que está pasando Keira?
- Estás muriendo Joel..
- ¿QUE?
- Conserva la calma, no puedo ayudarte, solamente tu puedes. Usa el salvavidas, es uno de los objetos que te ayudaran.
- ¡Keira! - Fue lo ultimo que alcance a decir mientras el pitido seguía sonando, y Keira desaparecia en la oscuridad. Me puse el salvavidas. En ese momento pude asomarme hacia la realidad.
- ¡Doctor! ¡AYUDA! - Distinguí la voz de Celia.
- ¡Despejen! - Sentí un choque eléctrico recorrer todo mi cuerpo
- ¡Lo perdemos! ¡Despejen! - Sentí nuevamente el choque
- ¡Doctor! ¡Por favor no lo deje ir! - Nuevamente la voz de Celia angustiada se oía.
- Hacemos todo lo que podemos Doctora Suárez. - Era la voz de un hombre. - ¡DESPEJEN!
La oscuridad seguía ahí en todo momento, solo podía distinguir sonidos a mi alrededor. Me quede enmudecido ya que no sabía que decir, tal parecía que me estaban reviviendo, y lo lograron, en cuestión de segundos la oscuridad empezaba a quitarse y Keira corría hacia mi.
- ¡Joel! ¡Gracias al cielo que estás bien!
- ¿Que sucedió?
- ¡Te revivieron Joel!
- ¿Los doctores?
- Exacto.
- ¿Y en que me ayudó este salvavidas?
- Ese salvavidas hizo que tu esposa despertara y advirtiera a los doctores. Ella estaba durmiendo a un lado tuyo esperando a que despiertes del coma.
- ¿Como hizo eso?
- Solamente lo hizo.
- No lo entiendo, pero bueno, me alegró de seguir aquí. Ahora a continuar con la busqueda antes de que pase esto de nuevo.
- No te preocupes, solamente ten el salvavidas a la mano.
- Oye Keira ¿Podrias responderme una pregunta?
- Claro Joel.
- Si existe una forma de sobrevivir a la muerte cuando se está en coma... ¿Por qué mucha gente muere estando inconsciente?
- Uff Joel.. No toda la gente se cree capaz de lograr conseguir los objetos para salir del coma, por consecuencia, su esperanza comienza a morir, se desesperan y optan por no usar el salvavidas para irse a descansar en paz. Unos desertan más rapido, otros nunca se cansan, pero casi siempre terminan por rendirse.
- Eso es triste.
- Lo sé, pero tu estás muy decidido por lo que veo, no te rindas Joel, vas por buen camino.
- Gracias Keira, por todo de verdad.
- No agradezcas Joel.
- ¿Te puedo hacer otra pregunta?
- Claro.
- ¿Tu eres producto de mi imaginación entonces?
- Es difícil de explicar...
- Intenta
- Yo soy la mente de Keira. En este momento ella no sabe nada de esto, pero su mente esta aquí para ayudarte. Como ya dije es difícil de explicar.
- ¿Entonces por qué Celia me dijo que ella era parte de este mundo?
- Porque básicamente la mente de Keira no podría manifestarse aquí sin tus recuerdos, eso es lo que nos mantiene vivos aquí a todos los habitatantes de tu mente.
- Wow.
- Ahora yo soy la que digo, hay que darnos prisa.
Y después de esa charla continuamos con el trayecto en busca del objeto en la Ciudad de la Alegría.
Caminamos por lo que parecían ser horas en toda la ciudad, recorrimos las delegaciones hasta llegar a Tlalpan, donde estaba mi antigua casa.
- Keira, ya nos tardamos bastante, ¿Cuanto tiempo nos queda?
- 4 Días, 22 horas y 59 minutos.
- ¿Tan solo ha transcurrido un minuto? - Le respondí
- ¿Cuantas veces te lo tengo que decir?
- Ya ya, continuemos.
Casi no interactuamos con la gente, pero está era muy amable, alegre y condescendida. Había gente que no conocía, pero segun me había explicado Keira, en algun momento de mi vida las había visto.
Y después de un "tardado" recorrido, llegamos a mi casa.
Abrí el portón rojo de la entrada y camine por el gran patio hasta llegar a la pequeña construcción que apenas podía albergar a cuatro personas, pero note que estaba vacía.
- Bienvenida, estás en tu casa. - Le dije a Keira.
- Que cortés.
- Jaja, pasa, vamos a buscar aquí.
Busque por toda la casa, en la pequeña cocina en la que mi madre solía cocinar, en el escritorio que usaba mi padre para arreglar las computadoras de las que vivía. Tambien busque en el cuarto de mi hermana, y obviamente en el mío, pero nada resultaba novedoso a simple vista para mi.
- ¿Ya encontraste algo? - Decía Keira mientras buscaba algo que pudiera representar algo feliz.
- Nada. - Respondí un poco desanimado.
- Dicen que las emociones mas fuertes se presentan en la adolescencia ¿Hay algo de esa etapa de tu vida que te haya causado mucha felicidad?
- Durante esa etapa conocí a Celia, fue mi amiga durante un tiempo y más tarde pasó a ser mi novia. Me causaba mucha dicha pasar el tiempo con ella, pero ella es una persona, no un objeto.
- ¿Te regaló algo?
- Sí. Varias cosas.
- ¿Cual fue la más especial para ti?
- Realmente no sabría decirte, hubo muchas cosas que me trajeron una increible felicidad... Como aquel osito de peluche que me regaló, dormía con el todas las noches. O esa caja de chocolates que decoró ella, aah, como me encantó. Y como olvidar cuando me...
- ¿Te..?
Fui rapidamente a mi cuarto, y debajo de mi cama saque un portahojas que contenía de todo un poco.
- Joel ¿Que estas haciendo?
No le presté atención a Keira y seguí buscando hasta que saque de ahí una hoja doblada a la mitad color azul, que por el portahojas, seguía muy bien conservada.
- ¿Qué es eso? - Me preguntó Keira
- Cuando cumplí un año de noviazgo con Celia, ella me regaló esta carta. Contiene palabras muy sinceras y únicas de ella. Representa mucho para mi porque cuando solíamos discutir y ella no quería dirigirme la palabra, solía leerla para animarme un poco.
Cuando me la dió y la leí recuerdo que casi solte en llanto por la gran alegría que me causó.
- Que cursi - Dijo Keira asqueada.
- Lo sé, pero es un detalle que representa mucho para mí. Este objeto me trae muchos recuerdos y una increible felicidad.
Apenas concluí esa frase la carta comenzó a brillar y empezó a levitar. Desprendía una luz color dorado, y despedía una temperatura muy alta.
- ¿QUE LE PASA? - Dije impactado.
- ¡Joel! ¡Este es el Objeto de la Alegría!
- MENUDA SORPRESA ¿PERO NO LE PASARA NADA A LA CARTA, CIERTO? - Dije más preocupado que entusiasmado.
- Nooo, solamente recibira una pequeña marca
- ¿QUE?
- Tranquilo, te recuerdo que nada de lo que pase aquí pasara en la vida real.Y
Y entonces la carta descendió tranquilamente hacia mi mano mientras la luz y el calor que despedía desaparecían. Pude notar que ahora tenía una marca que decía "Alegría".
- ¿Alegría? - Dije intrigado
- Siii. Tu mente ha grabado este objeto como el máximo representante de tu alegría.
- ¡AL FIN! - Grite con júbilo.
- Yeiii. - Me acompañó Keira en mi celebración.
- ¡POR FIN LO ENCONTRAMOS!
No dejabamos de brincar y brincar, y no me di cuenta de que la habitación comenzaba resquebrajarse, una vez más el escenario comenzaba a cambiar.
- ¿Que esta pasando ahora? - Dije
- Ahora tu mente nos está llevando hacia el siguiente objeto
- ¿A donde? ¿Cual objeto?
- Vamos por el segundo objeto. A el pueblo de la tristeza.

Este libro está dedicado a mi novia C.S.
Gracias por haberme dado alegría, curarme de la tristeza, auyentar mis miedos y mostrarme un nuevo camino en el reino del amor.

Miradas al SubconscienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora