3 ♦ Enfrentamiento ♦

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El sol de medio día envolvía con sus cálidos brazos a los transeúntes, estando en otoño sus rayos eran bien recibidos por contraste con la fresca brisa que corría en la cuidad, pero había un chico que destacaba entre los demás, él no portaba ropa abrigadora, sólo una bufanda le caía ligera sobre el pecho, ese chico de ojos ámbar iba acompañado de un hombre de estrellas en el cabello.
Des se había tomado un día libre para llevar a su extraño nuevo amigo a conocer una feria, el Dios que fingía ser un hombre se hallaba intrigado por los juegos mecánicos, los había visto cuando Sabiduría contribuyó a su creación pero nunca los probó, y hoy era el día perfecto para ello.

Llegaron temprano al lugar, esperaban poder participar en todo lo que había así que empezaron por los puestos. Vida estaba extrañamente entusiasta sobre ganarle a los otros participantes, era un nuevo reto para él hacer las cosas como un simple mortal. Ganó e incluso Des estaba sorprendido, se llevaron el premio más grande y Vida estaba tan feliz de haberlo logrado que no sintió la presencia que los seguía.

Para Guerra había sido fácil encontrar a Vida y al humano, un Dios puede ocultar su presencia cuando camina por el Mundo Mortal, pero Vida estaba tan distraído que olvidó hacerlo, eso y que hacerse pasar por humano no era algo que soliera hacer antes, así que no estaba familiarizado con ello.

Guerra sonrió, el chico cabeza de estrella y la versión humana de Muerte estaban demasiado expuestos en ese momento, sería fácil acabarlos.
El de casaca y ojos azules, esperó entre la multitud a que Vida y el mortal se dirigieran a una aglomeración de personas que hacían fila para subir a un extraño mecanismo. No le importaba por qué estaban ahí, pero era momento de actuar.
Invocó su armamento especial y disparó, no contra el otro Dios, sino contra los mortales frente a él. Vida sintió la presencia de otro como él, y recorrió con la mirada a su alrededor y notó el ataque sólo cuando ya estaba demasiado cerca, se abrazó a Des tratando de cubrirlo con su cuerpo segundos antes de que el ataque diera en su objetivo y la explosión los lanzara por los aires.

• ♦ •

¡¡KABOOOM!!
El sonido alertó a Vanidad de que había llegado tarde, había pasado horas tratando de llegar a Guerra, pero lo había perdido entre la multitud del lugar. La onda expansiva de la explosión revolvió su largo cabello, la nube de humo no se veía muy lejos de ella, así que se elevó del suelo y se deslizó en esa dirección, si su amado no había causado mucho daño, tal vez aún pudiera detenerlo.

• ♦ • ♦ •


En medio del caos causado por la explosión, Vida se incorporó dejando al aturdido Des recostado en el suelo, una oleada de dolor lo invadió haciéndolo caer de rodillas, demasiadas vidas habían sido arrebatadas, temblores recorrían su cuerpo, no podía soportarlo, de pronto sintió unos brazos rodeándolo, Des lo había visto caer por el shock y se aferraba a él, cómo si pudiese con su abrazo evitar que más dolor lo atacara. Trató de sonreír, y un nuevo ataque estuvo apunto de golpearlo, pero alcanzó a pasar un brazo por la cintura de Des y se elevó hacía el cielo lo más rápido que pudo.

Era más que evidente que estaban siendo atacados, pero no podía detectar a su agresor, así que invocó sus armas y con ellas el obturador en sus ojos. Con un rápido vistazo, descubrió a su enemigo quien se preparaba para disparar nuevamente. Des se había mantenido colgado del hombre sin atreverse a decir media palabra o a ver hacia abajo, lo que sea que estuviera pasando iba más allá de lo que su entendimiento mortal le permitía, pero eso era parte de hacerse amigo de un ser sobrenatural como el que lo mantenía sujeto a varios metros del suelo.

El nuevo ataque fue repelido por la mano biónica del Dios, Des se apretó más a él, aterrorizado. La prioridad de Vida ahora era alejarse para evitar más daño a los humanos y poner al chico a salvo, no iba a permitir que el resentimiento de Guerra le lastimara. Vida se deslizó entre las nubes a gran velocidad buscando un lugar alejado de la cuidad para evitar más perdidas, localizó una zona boscosa al norte y descendió, aterrizando atrás de un gran roble. Eso debía ser suficiente para confundir a Guerra un momento y darle tiempo a Des de huir de ahí.

Un Dios Entre HumanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora