4 ♣ ¡Yo lo protegeré! ♣ Parte 1

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El sonido de múltiples sirenas rompía la antigua tranquilidad de la cuidad, el chico de ojos chartreuse bajaba despacio con el joven pálido entre sus brazos. En cuanto tocó el suelo en ese tan familiar parque, caminó lo más veloz que pudo, correr lastimaría al chico, para adentrarse entre el pequeño bosque. Vida no había podido pensar en otro lugar para resguardar a Des, justo cayó en cuenta de que no sabía dónde vivía, no lo había preguntado, se encontraba con él en el café, el cual hubiese sido un buen lugar para él pero habían aprovechando que estaba cerrado hoy para su frustrada excursión.

Des no había dicho una palabra, el dolor que se extendía por su cuerpo le impedía abrir la boca sin gritar. No importaba cuál fuera la razón por la que esos seres habían atacado a Vida, pero era claro que corrían serio peligro.

Vida llegó a un sitio donde las copas de los árboles se encontraban tan juntas que era difícil que el sol se colara entre sus hojas. Depositó con delicadeza al chico de ojos miel en el césped recargándolo en un tronco. Y empezó a revisar las heridas en su costado.

—De verdad, lamento esto —susurró Vida. Des suprimió un quejido ante su toque.

—¿Q-Qué fue eso?

—Guerra y yo tuvimos diferencias en el pasado, él sólo está molesto.

—¿Y por eso casi nos mata? —Des rió sarcástico e hizo una mueca de dolor.

—Él tiene distintas percepciones de la diversión... —Vida sonrió con pesar.

—¿Y la mujer loca?

— Ella ha sufrido por mucho tiempo —El semblante del dios se oscureció — Necesito tratar tus heridas, pronto.

— Sólo necesito un buen café —Des le sonrió a pesar del dolor, no le gustaba verlo tan apagado —, eso y un médico. —Ambos sonrieron.

• ♣ • ♣ •

El hombre de cabello de oro acomodaba sus anteojos con un dedo sobre su nariz, en un intento por mantener la calma. Los cinco dioses se encontraban reunidos en Bibliothek der Erleuchtung, tratando de ponerse de acuerdo, lo que era algo complicado en ese momento.

—¡Debemos ayudar a Vida!

—Vida es totalmente capaz de detener a Guerra por sí mismo. —Locura se estiró perezoso. Ya había dicho eso más de una vez.

—¡Esta vez es diferente! ¡Muerte ahora es mortal! —Insistió Amor.

—No sabemos si es realmente Muerte —aclaró Fortuna. Médico bufó.

—Estamos consientes de que Guerra es peligroso —intervino Sabiduría —y también que no hay nadie que pueda enfrentarlo aparte de Vida. No hay mucho que nosotros podamos hacer.

—¡Pero nos necesitan! —siguió Amor. Médico dio un golpe a la mesa levantándose.

—¡Suficiente! —Todos la observaron —¡Vida se ganó esto por tonto! Nadie lo envió a frecuentar mortales, deberíamos dejarlo que se las arregle sólo.

—Médico —Sabiduría suspiró —Vida sólo ha estado actuando de manera irracional desde que tomaste sus memorias, si él recordara tal vez habría actuado distinto.

—¿Eso crees? —le retó —Ambos sabemos lo impulsivo que puede ser. Puede que haya encontrado a Muerte por casualidad, pero si lo hubiera sabido, habría pasado cada segundo buscándolo.

—Deberías saber que ellos siempre se van a encontrar, sin importar lo que pase —susurró Amor. Médico se cruzó de brazos y apartó la mirada, molesta.

Un Dios Entre HumanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora