Capítulo 2: "Una gran noticia"

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Una bella jovencita pelinegra se encontraba en la parte trasera de su castillo entrenando sin darse cuenta que a lo lejos un gigantesco hombre la miraba.

Está vez me tiene que salir mejor, pensaba la pelinegra mientras daba un salto y lanzaba una patada contra un saco de entrenamiento que había colocado en el suelo.

Si, si, esta vez si me salió, dijo Milk feliz al tiempo que su padre llego tras ella.

Veo que no dejas de estar entrenando a pesar de que te lo prohibí, dijo el gigantesco rey.

Padre ya hemos hablado de ello, dijo Milk.

Si por lo mismo pensé que al fin habías comprendido, dijo el rey.

Padre, las artes marciales son mi vida, dijo Milk.

Hija, ningún príncipe estará dispuesto a practicar un deporte tan violento solo para complacerte, decía el rey.

No es por complacerme si no para que me demuestre que es digno de mi amor, además las artes marciales no es un deporte violento, dijo Milk.

Hija, ya se lo propuse algunos reyes y ellos le comentaron a sus hijos y ningunos están dispuestos a un sacrificio así, los príncipes prefieren la casería aprender más de los reinos,....., decía el rey siendo interrumpido por la pelinegra.

Pues si es así, no merecen mi amor y la casería de animalitos indefensos si es un deporte salvaje, dijo Milk.

Hija, eres la única princesa de todo el país que es amante de esta clase de deportes, decía el rey desesperado.

Eso me hace diferente a todas y por ello mi futuro esposo tiene que ser distinto a los demás, tiene que ser alguien único, noble, respetuoso, de buenos sentimientos, cariñoso, atento, trabajador, con sueños y aspiraciones como yo y sobre todo que sea amante de las artes marciales, esas son las cualidades que debe tener mi futuro esposo, como verás padre no es mucho lo que pido, dijo Milk.

Hija ya no se que más hacer para hacerte cambiar de opinión ya pasaron 2 semanas desde la platica que tuvimos en mi despacho y sigues con la misma absurda idea, dijo el rey.

No es una absurda idea, es mi sentir y es valido, yo se que esa persona digna de mi amor existe y un día llegará padre, llegará, dijo Milk sonriendo.

Veo que no podré hacerte cambiar de opinión, dijo el rey con molestia dejando nuevamente sola a la pelinegra que volvió a su entrenamiento.

Capital Oeste:

Un atractivo joven de cabello alborotado recibía algunas monedas luego de haber ayudado a colocar unas cajas en un depósito.

¡Gracias¡ decía Gokú mientras guardaba las monedas que había recibido en su bolsillo.

Muchacho nos puedes ayudar a colocar esto, te daré algo a cambio de tu ayuda, decía un hombre de bigote que estaba junto a otro de sombrero que tenía unos carteles en su mano.

Si, claro, dijo Gokú acercándose a ayudar al par de hombres.

Ayúdame a colocar esos carteles, dijo el hombre de bigote.

Si señor, dijo Gokú tomando un cartel para colocarlo en un mural.

Goku al terminar de colocar el cartel leyó el mismo mientras una sonrisa se plasmaba en su rostro.

Lo que estaba esperando, dijo Gokú mientras su rostro se iluminaba.

Muchacho, ayúdanos a colocar los demás, en otros lugares vistosos de este pueblo, dijo el hombre de sombrero.

"Quien diría"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora