Trote 6

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— ¿Trato?  

KyungSoo sopesaba las cosas demasiado, su aldea estaba en juego y no debía dar paso en falso. Sus grandes ojos miraron con decisión a aquel chino de cabellos negros, viendo con escrutinio su rostro astuto. Los zorros traicionaban, ese era su estereotipo.

— Hasta no ver ese avión con mis propios ojos, no daré nada por sentado.

— Crees que te estoy estafando.

— Crees bien.

Kris retiró el cigarro de sus labios y lo apagó en el cenicero que había en medio de la mesa donde ambos estaban sentados.

— SeHun por poco y mata a Lay, mi pareja. El muy hijo de perra me dejó un recuerdo —. Estiró el cuello de su camisa, dejando ver parte de su pecho con cicatrices que daban a entender que en su tiempo hubo heridas profundas que sanar —. Desde ese día me juré a cazarlo y hacer que él sufra, que pague incluso la muerte de mis padres. Escuché de ti por esos rumores de que eres como su némesis, es así como quiero aplicar el dicho de: El enemigo de mi enemigo es mi amigo. ¿Entiendes?

KyungSoo tensó la mandíbula sin apartar su pesada mirada del más alto.

— Necesitaremos más aviones, somos más de doscientos.

Kris sonrió satisfecho.

—  Tenlo por hecho, amigo.

—  ¡Alfa! — gritó un subordinado de Do, quien frunció el ceño por tal interrupción.

—  ¿Qué sucede?

—  La aldea... SeHun atacó la aldea. El traidor es Johnny.

—  Ese mal nacido... Debí matarlo cuando tuve oportunidad.

—  Parece que necesitarás ayuda, eh.

KyungSoo miró de soslayo al zorro y asintió.

—  Esto refuerza el contrato. La cabeza de SeHun, por una entrada segura a China.

Kris sonrió como un maldito y tronó los dedos, ordenando que la artillería fuera empacada, que empezaría la cacería.

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—¿Dónde está SeHun? —inquirió un exhausto JongDae que portaba un arma con su único brazo, disparando a todo aquel que atacara a su pareja que se mantenía en los aires y de vez en cuando bajaba para alejar a los compinches de SeHun de niños y demás cambia forma inocentes.

JongDae había logrado alertar a la mayoría de los aldeanos, quienes siguieron sin rechistar a JongIn. Varios lobos se habían desplegado para atacar. Disparos, chillidos, gruñidos, cosas estallando; todo ocurría al mismo tiempo y en varias ocasiones JongDae estuvo a punto de asesinar a uno de sus protegidos.

—  No lo he visto por este lado, Max tampoco lo ha visto y...

—  ¿Ves a LuHan?

MinSeok se elevó un poco más, queriendo alejarse de las columnas de humo y las llamas ardientes que se alzaban peligrosamente. Empezó a buscar a LuHan por todos los rincones, mientras se hacía cargo de algunos bastardos. Cuando estaba por rendirse, escuchó un relinchido agudo y con rapidez voló hasta el claro donde había visto a BaekHyun y ChanYeol jugar una vez. Lo que sus ojos vieron le hicieron perder el aliento y casi desfallecer.

No...

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Lo recordaba como un día soleado, con el cielo despejado y la brisa de primavera tan fresca como siempre. Sus hermanos y él cada fin de semana salían a la planicie a retarse en velocidad, destreza y fuerza. Las burlas, las sonrisas y carcajadas nunca faltaba. Para BaekHyun no había días malos, no imaginaba vivir alguno.

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