CAPITULO I "SER O NO SER "

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-Estoy cansada de esperar- decía Roma al vacío.

- ¿pero ya llamaste? - preguntaba el pequeño niño de ojos cafés que jugaba con un dinosaurio de plástico.

-Si Rodri, se supone que tu hermano debía estar aquí hace veinticinco minutos, voy a perder la cita, Raúl no va esperar.

- ¿Qué hora es? - insistía el niño, - ¿no va a venir? - replicaba.

En ese momento con desesperación llame otra vez al teléfono de su padre; un pitido, dos pitidos.

- ¿Hola?

- ¡Hola, por fin!, señor Gill- respondí con voz ronca. - Soy Roma, cuidadora del jardín infantil donnatella, - ya son casi son las cinco de la tarde y aún no han venido por Rodrigo, me preguntaba si ¿su hijo mayor vendría por él?

Entonces, se escucharon a través de auricular muchas groserías hacia quien fuese el hijo mayor de este señor.

Rodrigo, era el niño más pequeño del grupo de Roma, cumpliría cinco años en un par de meses, mientras que los demás estaban entre los cinco y los seis. A pesar de ser el menor era el más popular y su favorito, siempre la hacía reír con sus ocurrencias y travesuras, era muy inteligente y amable.

-Señorita Roma, disculpe - se escuchaba en el otro auricular la voz tersa del hombre.

-Disculpe a mi hijo mayor por favor, está enamorado del alcohol, ¿usted está desocupada?, es que ahora mismo estoy en una junta muy importante y se me hace difícil ir a buscarlo.

- comprendo perfectamente señor Gill, pero ya es hora de cerrar la guardería y él es el único que está aquí y con forme a su otra pregunta, si est...

- El padre de Rodrigo no dejo que terminara mi frase cuando expresó.

-Por favor señorita, podría usted llevarlo a su casa mientras termina mi reunión, solo será una media hora más, yo lo iría a buscar enseguida, solo deme su dirección.

Hannah se encontraba entre la espada y la pared, no podía dejar al pequeño solo, y tampoco podía decirle que no a su padre aun sabiendo que tenía una cita con su guapo novio. ¿Qué debía hacer?

Esta pregunta va para ustedes lectores ¿Cómo es posible que una persona confíe ciegamente en otra, cuando ninguna de las dos se conoce?

En fin, Ya me encontraba subiendo a mi Renault Clío negro, en la parte de atrás estaba Rodrigo comiendo un emparedado que había quedado del almuerzo; demore en llegar a la casa 10 minutos debido a que vivía a cuatro cuadras de la guardería; antes en la llamada le había dado la dirección al papa del niño para que este lo fuera a buscar.

Como cosas de la vida mis padres no estaban en casa, quizá habían salido a comer, otra vez, sin mí. Tomé a Rodri del auto y abrí la puerta con una llave dorada.

La casa de mis padres estaba pintada de vino tinto con blanco, se olfateaba un dulce olor a vainilla y una suave fragancia a tabaco, los sillones eran grandes y espaciosos, el piso era marmoleado con colores tierra y estaba dotada de agraciados objetos inusuales.

Quizá la mayoría de las personas piensa que vivir con grandes lujos es algo impresionante, pero los lujos son destrucción, dañan tu alma y te quitan la sencillez. mis padres piensan algo distinto, ellos dicen: Roma, un poco de ostentación es abundancia, y que nos debemos de dar esos lujos debido a que la guardería tiene grandes ingresos.

El niño brinco hacia las escaleras que se encontraban en todo el frente de la puerta principal, poniendo sus piecitos uno tras otro.

Lo logré alcanzar por el brazo y lo direccioné hacia la sala por un pasillo estrecho. Una llamada hiso sonar a todo volumen la canción de Adele en mi teléfono.

Enséñame a amarWhere stories live. Discover now