Ojos color sol || Hulkeye AU

02

¿Sabes cuál es la única coincidencia entre una irritante compañía y un accidente automovilístico? ¿No?... yo menos pero supongo que nada bueno debe ser.

Créeme, las heridas en mi cara arden apenas, no exagero. Con una pierna enyesada no es fácil moverse por un desordenado apartamento, menos si una adolescente la hace de niñera desde que salí del hospital. ¡Gracias, idiota que quería jugar a Rayo McQueen!, tu graciosada en plena avenida terminó por dejarme estrellado en una floristería. Por suerte no tendré que pagar aquel desastre. ¿Sabes qué es lo único bueno de aquel accidente? Que las fotografías que tomaron los medios salen fabulosas por las florecillas sobre la capota destruida, las mejores tomas son las de perfil, la luz y las flores le dan un toque menos trágico a la ocasión. Debo admitir que incluso en el papel opaco del periódico aquellas tomas se ven magníficas.

No, no es mi culpa ¿de acuerdo?

Ella me mira sonreír, y tengo que decir algo antes de que crea que algo anda mal. Si supiera...

- Me siento un inútil.

- Solo es cuestión de días para que te quiten esa cosa, por ahora quédate relajado en el sofá. - la pelinegra entró detrás de mí, sosteniendo las maletas que Bobbi había llevado al hospital, esas pesadas maletas que tenían mucha ropa... Como si hubiese pasado toda una vida en ese lugar.

Sabes que tomé mi tiempo, un suspiro, es como lo llamo.

Yo no quería ir a la universidad después de graduarme en la preparatoria, bastante tenía con haber pasado más de quince años en una escuela, como para ir otro par de años más a perder mi tiempo aparentando estar aprendiendo algo por lo que más tarde terminaría muriendo de hambrr, no, no desperdiciaria mi tiempo que bien podría ser invertido en otra cosa.

Me mudé a la costa de California con Barney desde hace tiempo, justo una semana antes de que decidieras empacar e irte, ¿recuerdas a mi hermano? es gracioso porque todo fue gracias a un hombre que trabajaba con él. Descanse en paz Jacques Duquesne. Bien, el tipo dijo que tenía buen ojo cuando fuimos a cazar patos a las afueras, cuatro patos cazados con una bala en el corazón, todos los tiros en el mismo lugar, perfectos y limpios, quizás si mirabas con atención podrías distinguir lo que había del otro lado a través del ave. A Bernard le pareció asqueroso pero de igual forma me felicitó el logro.

Entrene y perfeccione mi tiró: escopetas, resorteras, dardos, hasta que finalmente encontré mi fuerte en el arco. Aunque pensándolo bien, había entregado gran parte importante de mi vida al tiro que prácticamente soy inútil, ahora más que nunca.

La academia me había otorgado demasiadas cosas, entre ellas, la experiencia suficiente como para formar un hogar. Pero creo que igualmente aprendí mal. ¿Sabias que al entrar al mundo del entretenimiento conoces mucha gente diversa? Como por ejemplo, entre tantas personas estaba la que ahora es mi ex-esposa. Antes de que digas algo, déjame aclarar que Bárbara no era lo que esperaba pero gracias a ella ahora soy lo que soy y no exactamente un tipo moribundo con muletas. Claro que ella tiene antecesores que al igual, me orillaron a hacer locuras, pero ese es otro tema.

- Casi que puedo escucharla reclamándome por no ser cuidadoso.

- Hablas como si fuera algún tipo de madrastra malévola.

- Lo es.

Podría catalogar a Bobbi en una sola palabra: Madrastra. Porque literalmente parecía ser la mía, pero no podía quejarme, ella había hecho por mi las cosas que nunca se atrevió a hacer en su momento como esposa.

La pelinegra dejó las maletas en el piso y se puso a inspeccionar con la mirada cada una de las cosas que se situaban a lo largo de la sala.

Conocía el nivel de curiosidad que Kate tenía, no era una tipa que amará quedarse sentada haciendo nada. Ahora caigo en cuenta de lo parecidos que somos. ¿Recuerdas todas esas veces que me reprendías por no estarme en paz con los tubos de ensayo en el laboratorio de la escuela?, demonios, todo parece tan lejano, como si hubieran pasado siglos. Me siento lo suficientemente viejo entonces.