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―Son tan lindos ―escuché a alguien decir mientras abría mis ojos―. Vaya, ¿te he despertado? ―dijo Sofi sosteniendo una cámara―. Mira esta foto, son tan lindos ―extendió la cámara hacia mí.

―Si me despertaste, pero no hay problema ―observé la foto en donde nos encontrábamos Jorge y yo dormidos, él tenía su mano sobre mi cintura.

―Lane ―susurró Jorge―, ¿con quién hablas? ―su agarre se volvió más rígido y pude sentir su aliento chocar contra mí cuello mandando infinidad de descargas eléctricas por mi espina dorsal.

―Con Sofi ―me giré para mirarlo―. Despierta ―acaricié su cabello logrando un efecto completamente diferente al que quería, pues se acomodó y siguió durmiendo.

Me giré de nuevo para mirar a Sofi quien venía acompañada de Niall y Gemma, sentí a Jorge moverse y retirar su mano de mí cintura. Me coloqué boca arriba y entonces Jorge me giró la cara con suavidad para después colocar sus labios sobre los míos provocando expresiones de ternura en nuestros muy queridos espectadores.

―¿Qué fue eso? ―preguntó Niall mirándonos con los ojos entrecerrados.

―Bueno, Martina y yo ―comentó Jorge pero en seguida fue interrumpido por Gemma.

―Ustedes dos están saliendo ¿me equivoco? ―nos miró sonriendo mientras que Jorge y yo nos limitamos a sonreír―. No puedo creerlo ―gritó―. Lo sabía, yo sabía que este viaje era para bien, mírense, son tan adorables juntos.

―¿Por qué no nos habían dicho? ―preguntó Niall mientras rodeaba por la cintura a Sofi.

―Es obvio que no nos lo dijeron porque apenas pasó ―dijo Sofi mirando a Niall.

―Punto a tu favor ―besó en la mejilla.

Después de que los chicos salieran de la cabaña con la excusa de que nos dejarían un tiempo a solas, me metí a bañar. Me vestí adentro; tal vez Jorge había sido mi mejor amigo de casi toda la vida y ahora mi novio, pero la idea de que me viese cambiarme no era muy cómoda que digamos.

Al salir, Jorge de inmediato se metió, tardó alrededor de quince o veinte minutos y cuando terminó sólo llevaba unos jeans ajustados, por supuesto que a mí no me molestaba que anduviese sin playera por ahí.

Cuando ambos estuvimos listos salimos de la cabaña y por ser el último día aquí, los chicos habían planeado una caminata por el bosque y yo estaba completamente feliz al respecto. Jorge tomó mi mano y nos reunimos con los chicos.

Al cabo de media hora de caminata llegamos a un pequeño lago. En el pasto extendimos una manta y Gemma sacó comida, Niall y Sofi se acercaron más al lago y a pesar de que el agua perecía estar bastante fría ambos metieron sus pies dentro de éste, Gemma los siguió y luego imitó la acción, por otro lado Jorge y yo nos quedamos comiendo.

―Apuesto a que estos los preparó Gemma ―dijo Jorge refiriéndose a los sándwiches.

―¿Cómo sabes? ―lo miré metiendo una fresa a mí boca.

―Conozco su sazón ―sonrió―. Cocina muy bien ―me miró―. ¿Cómo cocinas?

―Temo decirte que elegiste a la persona con menos habilidades culinarias sobre la tierra ―sonreí― pero podría preparar algo y tú podrías ser él crítico.

―¿No me envenenarás? ―arqueó una ceja.

―Está claro que no Blanco ―rodé mis ojos―, aunque no sería mala idea ―sonreí maliciosamente.

―¿Quieres? ―dijo extendiéndome su manzana ya mordida, asentí y me la entregó.

―Edstda mhduy rdica ―dije con el bocado en la boca.

―¡Lane! ―gritó de forma graciosa―. Estás loca ―apretó una de mis mejillas.

Cuando acabamos con casi todo decidimos ir a caminar por ahí para digerir bien la comida y luego volver con los chicos.

Mientras caminábamos le pregunté a Jorge como era que Gemma conocía mucho el lugar, caminaba como si fuese su propia casa y eso me sorprendía, yo ya me hubiese perdido entre tanto árbol. Me contó que Gemma era muy buena memorizando los caminos y que además ella venía seguido con sus amigos.

―Jorge ―tomé su mano y él se detuvo en seco, yo hice lo mismo.

―¿Sí? ―me miró.

―Nada ―sonreí y él me sonrió devuelta.

En realidad si tenía algo que decirle pero me avergonzaba el hecho de sonar como una estúpida.

―Eres rara ―me abrazó y besó mi frente, me limité a sonreír y aspirar su delicioso aroma.

―Es el halago más lindo que me han dicho ―sonreí.

Cuando se separó de mí hizo una reverencia y yo me agaché un poco simulando sostener un vestido con ambas manos.

―Deberíamos volver ― me di la vuelta.

―Vamos ―me tomó de la mano.

―Estoy cansada ―caminé con flojera mientras Jorge caminada frente a mí. Ya lo había soltado.

―Ven acá ―se detuvo y caminé hacia él―. Súbete en mi espalda, te cargaré.

―¿Estás seguro? ―asintió e hice lo que me pidió.

―Agárrate fuerte.

―¿Por qué?

Y sin obtener una respuesta Jorge comenzó a correr tan rápido que por un momento me pasó por la mente la probabilidad de estar saliendo con un caballo en lugar de un humano.

Cerré los ojos con fuerza y me aferre a su cuello como si de eso dependiera mi vida aunque en realidad de eso dependía mi vida, si me soltaba podía caer y no, era muy joven para morir.

Decidí abrir los ojos un poco y entonces vi el lago frente a nosotros.

Mierda.

―¡Al lago no Jorge! ―grité.

Pero fue en vano porque Jorge y yo ya nos encontrábamos en el agua.

―Estás loco Blanco ―me reí y a la vez me abracé a mí misma, el agua estaba helada.

―Es el halago más lindo que me han dicho ―me miró y sonrió.

―¡Oye! ―le lancé agua―, yo dije eso hace un rato.

―Vayamos afuera, el agua está fría ―dijo tomando mi mano bajo el agua.

―¿Tu crees? ―pregunté con sarcasmo.

Se limitó a poner los ojos en blanco y luego comenzamos a caminar hacia la orilla.

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THE LUCKY ONE -ADAPTADA {Jortini}-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora