ENCONTRAR (ME) - vondy -

EPÍLOGO

-¡Hey! ¿Dónde estabas? - grito con el corazón a mil después de haberlo buscado por media hora en toda la locación.

- Estaba con la tía. - murmura y sus ojitos claros brillan de temor. Oh mi amor... Me conmueve.

Suspiro profundo y me agacho hasta estar a la altura de él.

- Feli... ¿Qué te he dicho de desaparecer así? - le pregunto mientras acaricio suavemente su pelo castaño casi rubio.

Me mira y me sonríe. Su manera de convercerme a que no lo regañe. Me vuelvo loca de amor. Sonrío también y siento mi corazón expandirse de tanto amor. El amor que siento por este niño es indescriptible. Desde que llegó a mi vida, todo ha sido de otro color. Mi felicidad hecha en persona.

Extiende sus pequeños bracitos para darme un abrazo y no me niego.

- La tía está hermosa. - me susurra en el oído seguido de reírse tímidamente.

Lo miro a los ojos. - ¿En serio? - pregunto emocionada.

- Muy. ¿Puedo subir a cantar con ella? - pregunta tapándose los ojos.

Rodeo los ojos. Es que en verdad no puedo. Ha estado insistiendo con lo mismo desde aquella vez que Anahi nos comunicó que cantaría en el gran Auditorio Nacional de México para presentar su nuevo disco.

- Ya hemos hablado de eso, Feli. - pronuncio parándome y demostrando ser más grande que él.

- Porfa, má. La tía me dijo que ella también quiere pero necesito tu permiso. - hace puchero. No me va a convencer.

- La respuesta es no. Es un show muy importante para tu tía y tú tienes que verla conmigo desde las butacas. No insistas. - digo firme cruzando los brazos.

Pega un pequeño gritito y sale disparando hasta desaparecer otra vez. Largo un suspiro y masajeo mi frente. Esta parte de la maternidad no me gusta. Y nadie me dijo que sería tan difícil negarle algo a un hijo. Seguramente ahora esté enojado conmigo y eso me pone mal.
Intento olvidarlo un rato porque sé que después se le pasará y observo mi alrededor. Gente moviéndose de un lado a otro, colocando reflectores, enchufando cables, haciendo marcas, etc. En unas horas este lugar rebalsará de gente y hasta mí me genera nerviosismo. No quiero ni pensar en cómo estará Anahí.
Después de su ruptura definitiva con Alfonso y el haber caído en un pozo de depresión fuerte de verlo casándose con otra mujer, ha sido muy difícil su vida. Solo el nacimiento de Felipe y la música ha hecho que volviera a ser la Anahi que conocí hace años atrás. Y hoy, cumple otro sueño y estoy feliz de poder acompañarla.

- Dulce. - me saca del trance el maquillador de Anahi. - Annie, te busca. Tiene a un ratoncito llorando en su regazo. - afina sus labios a la vez que alza sus hombros.

- Ya me lo imaginaba. - Niego con la cabeza. - Vamos. - digo.

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- Acá te he traído a la causante del llanto del ratoncito. - Dice Javier, el maquillador entrando al camerin de Anahi.

Entro detrás de él y me encuentro con una escena casi de película.

- Si realmente no supiese que tú eres actriz, esta escena ya te la habría creído. Y tú... - me dirijo a Felipe quien abraza de la cintura a su tía escondiendo su rostro. - Eres un gran actor. Pero ya me vi esta escena muchas veces. - finalizo poniendo mis brazos en forma de jarra.

- No seas así, Dulce. Viene hace meses practicando la canción con la guitarra. Dale la oportunidad de embellecer el concierto con su talento. Deja que comparta conmigo. - Dice Anahi mirándome fijo.

- Eso es verdad, Dul. El niño tiene talento. Deberías dejarlo que juegue con ello. - Acota Javier.

- Por favor, mami. Juro que si me dejas tocar con mi tía, me porto bien por un mes. - Dice resonando su nariz.