El Encuentro

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Una aburrida mañana de domingo, siempre con la misma rutina, despertar e ir por el desayuno, no imagine que sería la mañana más excitante de mi vida al ver al vecino del #345 mirándome fijamente, obvio que yo lo veía de reojo, observe lo sexy que portaba su pants deportivo, después de un juego de miradas decidí acercarme le hice platica acerca del partido de anoche, el respondía amablemente justo cuando él hablaba yo imaginaba todo lo que podríamos estar haciendo sin hablar, sin más rodeos le invite un café a mi apartamento que quedaba a  unos cuantos pasos del suyo, por un momento dude que  el fuera a aceptar o que pensara que yo era una lanzada, pero no, el acepto y caminamos hacia mi humilde hogar, llegamos al apartamento de inmediato me fui a la cocina mientras ponía la cafetera mil imágenes de él pasaban por mi mente y es que era tan sexy, sus ,brazos, su lindo y torneado trasero, él estaba tan distraído observando alrededor de mi casa que no se dio cuenta que tire la mitad del café por estar de boba imaginando su trasero que  me ponía tan nerviosa y no sé cómo me atreví a hablarle y peor aún invitarlo a subir a mi apartamento ¡Dios no puedo creer que el este aquí conmigo¡ serví el poco café que quedo y le pregunte su nombre ya que solo lo conocía de vista Santiago me dijo uff lindo nombre susurre y tú? Pregunto divertido mientras tomaba un sorbo de café, le dije con mi cara de imbécil  soy Fernanda mucho gusto, platicamos sobre mil cosas teníamos algunas en común otras no tanto, pero sin embargo sentía su penetrante mirada sobre mis pechos, yo no sé si era el calor o era efecto del café, decidí actuar con tranquilidad sabiendo que al igual que el ardía en fuego con esa mirada tan intimidante, sin más que esperar se acercaba  a mí, sé que percibía mis ansias de besarlo, seguía acercándose hasta que al final llego tan cercas de mí y dijo ¡No sabes cómo muero por besarte¡ sin dudarlo unió sus labios con los míos, no era cualquier beso los dos ardíamos en deseo, en ese  momento solo quería perder el control , sus besos eran tan suaves pero salvajes a la vez, pero yo quería aún más,  era tan fuerte la conexión entre su cuerpo y el mío, sin pensarlo me levante de mi silla y fui directo a la suya me abalancé sobre su cuerpo , quería sentir su miembro duro sobre mi pelvis y vaya que lo sentía estaba que se salía de su pantalon jadeando le susurre -.¿Quieres ir a la habitación? -.Con poco aire en sus pulmones dijo-. ¡Ni siquiera alcanzaremos a llegar allá¡-. Sin dudarlo comenzó a quitarme  la ropa, parecía desesperado por entrar en mi interior, yo lo besaba tan sedienta de deseo que en lo único que pensaba era en lo rico que rozaba su miembro duro entre mis piernas, lo deseaba tanto como él, ya desnudos sobre la mesa nos entregamos a esa mañana aburrida de domingo.

Mañana de DomingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora