Capitulo II

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Había pasado una semana y ya estábamos a pocas marcas de llegar a Chin, fue una semana complicada, no podía hablar seguido con Xena y ni mostrar afecto hacia ella mientras estaba en cubierta, nadie más que yo podía verla, lo que hacía que cuando le decía algo o cuando quería tocarla o abrazarla me hiciera parecer una loca que hablaba sola o estaba tocando el aire, y no quería llamar la atención. Xena lo comprendía y cuando estábamos arriba solo nos quedamos viendo el horizonte tomadas de las manos, era lo máximo que podíamos hacer en público sin llamar la atención. En ese momento estábamos en cubierta, mirando el cielo, yo estaba metida en mis pensamientos, llena de nervios y entusiasmada a la vez, quería encontrar lo más rápido que fuera a Eva, quería tardar lo menos posible y para lograrlo tendría que alquilar un caballo.

Por fin llegamos, realmente estaba de nervios, sino fuera porque Xena me decía que me calmara ya podría haber salido volando de ese barco, claro si tuviera alas. Lo primero que hice fue preguntar a cualquier persona que ví donde había un establo para alquilar caballos. Me dijo que a un cuarto de marca lo podía encontrar y no habría pierde, solo era ir directo. En ese cuarto de marca me puse a ver el lugar, había cambiado, se veía mucho más bonito, más colorido, más próspero, se respiraba alegría en el entorno.

- Xena, este lugar sí que ha cambiado, el ambiente se siente diferente, hay muchas edificaciones hermosas y se siente una tranquilidad total.
- Tienes razón, definitivamente la última vez que vinimos esto estaba diferente, pero supongo que ya sin Pao Tzu sucedería un gran cambio, Kao H'sin debe haber apoyado a lograrlo, le ha venido de maravilla por cierto. Sí llego a poder regresar, tenemos que pasar un tiempo aquí. - Me miraba maravillada por el lugar, yo también lo estaba. Llegamos muy rápido al establo y alquilamos un caballo, se parecía mucho a Argo II, lo que me hizo escogerlo. Estaba algo preocupada, no me sabía manejar por este lugar y se que Xena tampoco, en todos estos años que ha pasado la ciudad había cambiado mucho y habían más caminos. Lo único que se me ocurrió fue preguntarle al dueño del establo si había escuchado sobre Eva o sobre Eli, no perdería nada con intentarlo.

- Señor ¿Ha escuchado sobre una chica llamada Eva? Es alta, de cabello ondulado, oscuro y largo, ojos grandes y azules. ¿O habrá escuchado sobre Eli?
- Señorita la descripción que me da sobre la chica me suena familiar, creo que hace 4 estaciones la ví pasar por aquí, pero no tengo idea de donde habrá ido. Sobre Eli si que le puedo decir, últimamente he estado escuchando a mucha gente hablando sobre el camino de él y que tiene un pequeño templo donde se reúnen muchos seguidores a dos marcas de aquí, solo tiene que ir por ese sendero de la izquierda y de aquí a una marca más a menos podrá divisarlo desde lejos, es bastante grande, espero le sirva de ayuda la información.
- Muchas gracias, realmente necesito llegar a ese sitio. - Le dí la mano en modo de agradecimiento y salí rápido del lugar para encontrarme con Xena, que se había quedado afuera, se sentía incómoda de estar en presencia de personas que no lograban verla y lo comprendía. La ví, Xena estaba en una esquina mirando hacia un punto fijo con la mirada pérdida en el.
- Xena ¿En que piensas?
- En nada importante, solo estaba pensando en los últimos días que pasamos y en lo extraña que me siento, no necesito comer, ni dormir, ni respirar, ni siento calor y frío. Es realmente extraño, quisiera sentir de nuevo aire en mis pulmones, que la gente me vea, se que no me gusta estar cerca de gente, pero que ya nadie te vea, sí que afecta, se que tú me puedes ver y tocar y es lo que hace que no me vuelva loca, pero me conoces, soy alguien activa y me gusta estar haciendo muchas cosas, ahora que no puedo hacer nada es realmente desesperante. - Me voltió a mirar, en sus ojos había tristeza y desesperación, aunque su cuerpo no me demostraba nada, yo la conocía tanto que su mirada era un libro abierto para mí. La tomé de la mano y le dí un fuerte apretón de consuelo y apoyo, si yo me sentía desesperada ya me imagino como estaría ella, que en vida no podía estar quieta.
- Te entiendo, pero cuanto antes vayamos a ver a Eva y Eli, más rápido podremos regresarte y acabar está agonía que nos está desesperando a ambas.
- Gracias Gabrielle, gracias por ser tú, por tu amor, por tu paciencia, por tolerar a esta mujer llena de defectos y por darme siempre tu luz.
- Ni siquiera lo agradezcas, eres demasiado especial, más de lo que crees, sabes que lo hago porque te amo y quiero que volvamos a estar como antes, poder seguir nuestras vidas unidas y envejecer juntas, y esta vez te olvides de miedos y remordimientos que ya has pagado todo el mal que hiciste en esta vida y hasta en 20 vidas más. - Le brindé una sonrisa mientras veía que no hubiera gente cerca, como no la había, me acerque a ella y la bese, necesitaba ese beso, necesitaba sentirla cerca. Nos besamos unos minutos y de la mano nos subimos a nuestro caballo a ir en busca de Eva.

Una esperanza en medio del dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora