Capítulo 2

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En todo el trayecto no pude despegar mis ojos del contacto que había agregado anoche. Mi sonrisa delataba que llevaba años sin pasarme algo bueno y cada vez que me reflejaba en el cristal del autobús agradecía a la vida por haber hecho que Pablo apareciese cuando más lo necesitaba.

No sé todavía cómo explicar todo lo que pasó anoche, como me hizo sentir, pero parecía que entendía muy bien mi situación y tal vez por eso había ofrecido tal empatía por mí. Yo no hice más que recriminarle los disparates que me soltaba, me lamentaba por haber tenido aquella actitud, pero tras recibir mi primer despido no estaba de tal manera para disfrutar completamente de aquella sensación. Aun así, su mirada, sus abrazos, me hacían sentir protección, lo que extrañaba desde hace mucho tiempo y por eso le ofrecí un sí disimulado. Tenía pensado hacerle saber hoy definitivamente que contara conmigo, solo que había muchos inconvenientes que me echaban atrás. En primer lugar, estar a su lado me pone nerviosa, no sé las razones, pero su contacto alborota la estabilidad de mis sentimientos, aunque quiero hacerme creer que sucedió porque además de ser una persona importante, me estaba abriendo ante un desconocido, otra de las razones que me hacen dudar; mi desconfianza y timidez ante cualquier persona que se junta conmigo, es difícil de explicar, pero hay personas que con tan solo conocerla sabes que puedes confiar en ella y entablas una gran relación, mientras que otras, por mucho que lo intentes, no te dejas conocer o no sabes cómo acercarte a ella, llegando a la conclusión de poder ser el bicho raro de la banda. Y por último, como me aceptarán sus fans, si no me llegan a respetar, y eso último, es lo que más me estaba preocupando. Por eso, aún no le he llamado, prefiero hablarlo con alguien antes de cometer cualquier locura y así conocer una opinión que no influiría en mi decisión, pero me podría ayudar para escoger lo correcto.

El conductor paró el autobús en la estación de Toledo y nos dio aviso de que saliésemos rápido para que le diese tiempo a fumar antes de su próximo viaje. Me levanté, cogí mi bolsa y me sitúe detrás de un anciano que le cogía la mano a su nieta con dos pequeños coleteros que recogía parte de su cabello. Suspiré, representaban la viva imagen de mi padre conmigo hace unos años y no pude evitar añorar aquellos momentos. Una vez abajo, cogí mi maleta azul del maletero y me dispuse a caminar por la ciudad que me había visto crecer. La verdad es que no me hacía mucha ilusión volver, aún así me agradó respirar calma y tranquilidad de nuevo después de tanto tiempo.

Seguramente tardase bastante tiempo en llegar al fin de mi destino, solo que nadie lo notó, porque en vez del recibimiento que me esperaba sucedió todo lo contrario. Llamé al timbre de mi casa, me aparté el cabello para todos los abrazos que esperaba que sucediera, sin embargo, quien me recibió fue la señora de la limpieza, Cintia, que me saludó con dos simples besos secos. Ambas nos conocíamos muy bien e intentábamos mantener las distancias con tal de no involucrar a ninguna de las dos en problemas. Dejé las cosas en el hall y entré al salón donde escuchaba a mi hermana hablar por teléfono y reírse.

-¡Soooriii!-le grité al oído antes de comérmela a besos, ella por la sorpresa no se inmutó por unos segundos hasta que empezó  deshacerse de mi mediante empujones.

-¡Qué no me llames así!-me decía huyendo de mis brazos, hasta que lo consiguió.

-Que rancia eres Soraya-bromeé pero sabía muy bien lo que era vivir a su edad.

Tan solo le sacaba cuatro años, y ella se creía igual de madura que yo, por mucho que le insistiese que no hacía lo correcto ella te lo niega con la excusa de que ya es mayorcita para hacer lo que quiera. También implicaba el brusco cambio de ser una niña cercana y cariñosa, a ser una adolescente distante y fría. Por no hablar de su cambio físico, de tener una apariencia dulce, a una bien cuidada y llamativa, refiriéndome al nuevo corte de pelo y al tinte platino. Supongo que se le pasará, o eso es lo que quería yo.

Regálame la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora