CAPITULO 26
DECLAN
-Aléjate de mí vista, ahora mismo no quiero ni verte.-grito enfadado a una Mai que no muestra un ápice de miedo, y eso que estoy usando una de mis peores miradas, esa que uso con mis mayores enemigos. No sé qué cojones me ha pasado, sólo sé que estoy muy enfadado y que Mai, probablemente lo esté más. Me mira desafieante y se va.
-Te has pasado.- me giro y veo a Alec mirándome con ¿compasión? Joder.
-No quiero hablar de ello.-digo bajando la mirada, sé que he estado fuera de lugar, he perdido los nervios. Menos mal que no había más espectadores.
-Me da igual, eres mi laird Declan, y nunca te voy a faltar al respeto. Pero también eres mi amigo, igual que Caleb, y debes hablar con él. Le has dado una paliza ¡por todos los Santos! Si no llego a separaros a saber cómo habríais terminado. No te voy a decir lo que tienes que hacer con Mai, esa pobre chiquilla... Pero sí, tienes que hablar con Caleb.-No quiero discutirle, sé que tiene razón. Así que me limito a asentir y me voy en busca de Caleb, no quiero alargar la conversación ni un minuto más, pese a merecerlo. Pero no quiero, y bueno, supongo que alguna ventaja tenía que tener ser el señor de mis tierras. Aunque ahora mismo, ni estoy en mis tierras ni merezco el título de laird de las mismas, he sido un capullo.
***
Volvimos hace un mes de las tierras de Kendrik, hablé con Caleb, y después de un rato dejando que me gritase mil insultos, nos dimos un abrazo y amigos. Así hemos sido siempre, Caleb y yo desde hace años discutimos siempre, pero en el fondo somos buenos amigos. Sin embargo, con Mai es más complicado, las mujeres siempre son complicadas. Es horrible, no me dirige la palabra, ni siquiera me mira. Por no hablar de que apenas coincidimos, alguna vez nos hemos cruzado y ha hecho como si no existiese. No he querido darle importancia, ni siquiera pensar que puede ser perjudicial y que frente a mis hombres puede hacerme quedar como un inútil. No, no le he dado vueltas porque es absurdo y no debo darle más importancia de la que tiene, es una mujer más que vive en mis tierras, pero... a quién quiero engañar, me crispa los nervios su indiferencia. Es testaruda, orgullosa, independiente y condenadamente insoportable. He viajado mucho en estos días, los negocios van estupendamente y mis tierras están empezando a dar sus frutos, se nota que todos están más felices, así que oficialmente puedo decir que estamos recuperados. Mis tierras vuelven a ser lo que fueron hace años.
Es semana de luna nueva, siempre hacemos una fiesta en estas fechas, sólo en mis tierras, es una tradición que no quiero perder así que este año lo celebraremos por lo alto. Quiero premiar a toda mi gente el esfuerzo realizado, sin ellos no habría sido posible. Por ello, están todos como locos de un lado para otro con los preparativos. Quiero que sea como hace años, como recuerdo estas fechas, cuando éramos niños Mai y yo nos escondíamos en el balcón y observábamos a todos vestidos con sus trajes, bailando, bebiendo, comiendo y riendo. Y nuestro momento favorito, cuando todos salían a los jardines y lanzaban farolillos de luz, encendidos con pequeñas velas. Mai siempre decía que el cielo se convertía en una lluvia de estrellas, yo le decía que era una niña cursi, pero juro que no había nada más hermoso que verla sonreír y ver el brillo de los farolillos reflejado en sus ojos.
-Señor.-dice una apurada Agnes.- ¿cómo quiere que preparemos el cordero?
Mi padre siempre lo tomaba asado, era su favorito, a mí, sin embargo, me gustaba más en guiso. Pero todo tiene que ser como cuando organizaba las fiestas mi padre, es la tradición. Cordero asado para todos.
-Cordero asado Agnes, es la tradición. Así lo querría su padre.
-Por supuesto, señor.-dice ya retrocediendo sus pasos, apresurada por ponerse manos a la obra.
-Y Agnes, llámame Declan por Dios, me has criado.
-Sí, perdone, la costumbre.
Justo cuando Agnes sale de la sala escucho el portón abrirse y unas risas, que como no podía ser de otra forma, reconozco enseguida. Alec y Mai. Ahora parecen ser muy amigos, si a Mai hace años le digo que iban a estar así, de risitas juntos, no me habría creido. En fin, cómo cambia la vida. En cuando son conscientes de mi presencia Alec me saluda, Mai ni se digna a mirarme, me sigue ignorando. No esperaba otra cosa tampoco.
-Luego nos vemos.-dice dirigiéndose a Alec.-Voy corriendo a ayudar a la pobre Agnes, que está la pobre super agobiada. Te veo esta noche en la fiesta.-
Y así desaparece de la sala, tras hacer su saludo con la mano, siempre mueve la mano para despedirse, al menos con las personas con las que tiene cariño. Siempre que nos despedíamos de niños lo hacía. Alec llega y se pone enfrente, me pregunta que tal, como siempre. No quiero que me moleste, él es mi amigo y no merece que pague con el mis cagadas, pero no puedo evitarlo.
-Bien, ya está casi todo listo.
-¿Quieres hablar?
-No hace falta. Todo está bien, quiero que esta noche todo sea perfecto, que todos estén felices, son tres días en los que no quiero que nadie tenga preocupaciones, y esto te incluye a ti amigo.
-Como quieras. Ero por favor, aplícatelo también. No quiero tener que separarte de otra pelea.
-Seré bueno. Ahora manos a la obra, aún quedan cosas por hacer.
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SIEMPRE VOLVERÉ
RomanceMai y Declan son grandes amigos desde pequeños. En un paisaje de la Escocia de la Edad Media vivirán bajo las aventuras de los highlands. Mai tiene carácter, Declan es orgulloso, pero su amistad lo puede todo, o quizás no todo.