Capitulo 14

22 0 0
                                    


La angustia invadió su cuerpo impidiéndole pensar con claridad o formular alguna palabra para responderle a él castaño, su mente le estaba dando malas jugadas cuando comenzó a crear imágenes donde Jimin estaba sin vida, donde el amor de su vida se había ido de sus manos y todo por mantener su orgullo al no querer hablar con él. Tratando de salvar a las personas a su alrededor termino lastimando a aquella que la había amado sin condición alguna y estuvo hay para ella.

—¡Catherine!

El grito desesperado de Jin la hizo volver a la realidad, una realidad que le hacía temblar de miedo pero que al mismo tiempo era su deseo más profundo el conocerle.

—¿Dónde están?

La voz segura de la pelinegra estremeció a Jin, le provoco un escalofrió por toda su vertebra y se apresuró a buscar la dirección.

—Cerca de su casa, hay un bar a diez cuadras— soltó un grito ahogado— ¡Apúrate Catherine!

Colgó y guardando su teléfono salió de la casa sin dar una explicación justificable a los 2 chicos hay presentes. Nada le importaba en ese momento más que Park Jimin, no le importaba que pasara con ella o que pasara en un futuro por la quiebra de su promesa a Jihyo; la sola idea de ver el rostro lleno de hematomas de Jimin a manos de otros hizo que la ira se apoderara de su cuerpo.

Tomo el primer Taxi que apareció y tratando de calmarse le dijo la dirección al señor que con mucha amabilidad la llevo a su destino. La palabra "destino" sonaba totalmente irónica en ese momento sin importar el contexto en el que se use porque, a pesar de que ella nunca había creído en esa palabra o en esa clase de supersticiones, en ese momento sabía que lo que estaba pasando no era acontecimientos sin ningún orden o explicación, todo lo que pasaba entre ellos dos parecía finamente planeado, parecía sumamente lógico a los ojos de otros y aunque se negaba en creer que tal vez su destino era estar al lado del Peli naranja, que por todo lo que estaban pasando fuera más que una simple coincidencia.

Bajo apresuradamente del auto luego de pagarle al conductor y saco su teléfono para llamar a Jin porque el lugar estaba sumamente lleno, no lograría entrar si no empujaba y sacaba algunas personas a la fuerza pero a su parecer todo estaba demasiado tranquilo como para que una pelea o una clase de discusión estuviera pasando en medio de la pista.

Luego de los tres tonos el rubio contesto

—Jin, ¿Dónde están?

—¡¿quieres más?! ¡Tengo muchas ganas de golpear y desquitarme esta noche con alguien y tú, calabaza con patas, apareciste en el momento indicado!

La voz de aquel hombre y los quejidos cerca del teléfono la llenaron de ira, quería matar a golpes al hombre que estaba hablando así que trato de escuchar un poco más a fondo para descubrir en donde estaban.

—¡tu amigo es un marica! ¡Apuesto a que follan todas las noches par de idiotas asquerosos!

Un fuerte estruendo se escuchó del otro lado de la línea y quejidos muy cerca del teléfono le hicieron dar un escalofrió por todo su cuerpo; hubo un silencio carnal pero este le fue de mucha ayuda cuando la música que en ese momento estaba sonando en el bar se escuchaba como un leve y sonoro eco así que deduciendo donde se encontraban y colgó.

Corrió lo más rápido que pudo hacia la parte trasera del bar, había un tumulto de gente gritando y mirando expectantes y llenos de euforia, sus manos comenzaron a sudar y no sabía si era por la ira contenida o el nerviosismo de ver a Jimin completamente destrozado.

Jimin recibía un golpe tras otro, la sangre brotaba de su labio y varias partes de su rostro, estaba por caer en cualquier momento pero esos golpes en su cuerpo y los constantes insultos no le daban la satisfacción que estaba buscando, la pelea la había buscado a propósito, quería olvidar el dolor en su pecho con dolor físico, pero esto no le había funcionado, su dolor por la pelinegra seguía siendo más fuerte que el dolor provocado. No se estaba defendiendo, solo dejaba que aquel chico, que apenas era un poco más grande que él, se desquitara con su cuerpo, que el dolor que el provocaba fuera más fuerte que el dopaje con alcohol que tenía encima. Le dio un golpe en su quijada que aseguro, se había descolocado y lo obligo a apoyarse en la pared más cerca que tuvo para ahogar un grito de dolor, apretó sus dientes fuertemente y la sangre le escurría por entre estos. Tal vez en cualquier momento caería pero aún no, no se sentía lo suficientemente lastimado para que al otro día el dolor en su cuerpo fuera más fuerte e impidiera a su mente pensar sobre Catherine.

¿Y si nunca te hubiese conocido?Where stories live. Discover now