Método 10: Anónimo.

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Escribir, grabar, cada quien tiene su manera de presentarse ante el mundo. Muchos de ustedes han de preguntarse ¿por qué confesamos nuestro delito? Sí, bien... Somos un grupo de personas a las que nos gusta divertirnos, un juego entre asesinos muy divertido a decir verdad. El juego consiste en hacer un vídeo o escribir tu primera tortura y demás, contar tu historia.

Bueno, no todos entran, son seleccionados por una persona, no diré quien... Una vez dentro no puedes salir, es algo que uno no elige.

Yo decidí hacerlo de la forma "anónima" por medio de éste escrito ya que sé que gracias a éste estupendo juego y relatos anteriores nos están investigando a todos y cada uno de nosotros.

Somos asesinos, personas peligrosas... Pero algunos no tan inteligentes, ¿cómo se les ocurre dar su nombre? Que estúpida es la humanidad.

Bueno, sé que "personas comunes" ya han visto todos los vídeos y leído cada escrito en ésta página aunque no tengan acceso a ella ha llegado toda la información a sus ojos. Así que aquí tienen una historia más:

Primero que nada, soy una mujer de 19 años de edad, esto no lo omitiré. Mi primer asesinato fue a los 16 años, vivía con mi padre y su mujer. Ésta última era una perra, me trataba como basura.

Un día al llegar de clases ahí estaba ella, leyendo de una forma tranquila en la sala. Cruce la puerta y subí las escaleras a mi habitación... Antes de llegar me llamó, fui con ella y comenzó a lanzar una serie de insultos, lo cual me sorprendió ya que bueno... No sabia que pasaba. Hasta que dijo la frase "¡...Meter muchachos a la casa sólo para coger cuando estás sola... Eres una zorra...! Y ahí fue donde ya no supe de que hablaba.

"¿Cuánto te pagan?, tu padre te da todo y aún así cobras por sexo. Bueno, jamás esperé algo bueno de ti, chiquilla, asquerosa malcriada."

Bueno, después de eso me dio un buen golpe en la cara, me ayudo a sacarme del trance de "¿qué rayos pasa aquí?", pero ayudo para poder contestar. No sabía que era lo que había dicho, sólo sé que me llamo prostituta. Le dije que lo que le debía importar es que al menos cobraba más de lo que ella hacia y que si quería llamarme zorra me diera una verdadera razón. No sabía que sacar para reclamar pero un chisme de no sé donde fue suficiente para ella. Lo siguiente que escuche de su parte fue un: "si fuera por mi no estarías aquí. Debes de largarte de ésta casa, no perteneces a éste lugar. Te doy tres días para irte." Yo ya no comprendía nada. Me echó de la casa, pero lo que no sabe es que ella es la que se iría de nuestras vidas.

Tres días eran suficientes para un buen plan, así que comencé a idearlo.

Todavía tenia un día para "irme" pero yo ya tenia todo preparado.

-Hola, Giselle. –dije de la mejor forma que pude... -sé que nunca nos llevamos tan bien pero, mañana me voy así que es momento de que tú y yo tengamos una charla civilizada y comamos juntas como "la madre e hija" que nunca fuimos. Pero será una cena especial en el sótano, ahí está todo preparado.

Me veía confundida. Pero acepto, no sé por qué.

Bajamos al sótano dónde tenia preparada una cuerda y algunas navajas, lo siento Giselle, no hay comida aquí. No entiende nada y da la vuelta sin decir nada, sé que quiere salir así que cierro con llave, me pongo unos guantes de látex y me acerco a ella.

-Tú eres la que no pertenece aquí, así que seré más práctica y en lugar de echarte de casa, te mataré.

-¡Sólo eres una estúpida niña! ¿Crees poder matarme? Estás loca.

-No me subestimes, no sabes de qué soy capaz. Me tienes harta de todo ¡todo! Me has humillado, me dijiste zorra y hasta me has golpeado, no una, ni dos veces... ¡Siempre! Ni siquiera por mi padre soportaré ésta mierda de vida.

No dijo nada. Me acerque a ella y tome las navajas.

-No soy mala, Giselle, le hago un favor al puto mundo, parecerá que moriste por decisión propia. Ah, por cierto hice una carta de tu parte, no te preocupes, no te nuestro como la bruja que eres.

Se aleja en cuanto me acerco, me causa gracia su actitud tan... Estúpida. Morirá de todas formas.

Jalo su brazo y hago un corte horizontal, muy profundo... Luego otro y otro y muchos más. Le duele y se mueve muy brusco y sola se corta. Tomo su otro brazo y le pongo la navaja en la mano. La toma y yo manipulo su mano de tal forma que su otro brazo también tenga lesiones, es muy débil ésta mujer, es la típica plástica que no tiene fuerza. Que horror. Está llorando y más cuando logro que se haga un corte vertical a lo largo de su vena del cual parece que se desangrara. Increíble... Llego el momento.

Tomo un brazo y la arrastro a la silla debajo de la soga.

-Sube. –le ordeno.

-No subiré solo porque tú lo dices... –sigue dando pelea... ¡Dios! Aprieto sus heridas y ella grita por el dolor causado.

-He dicho que subas.

-He dicho que no.

Vuelvo a tomar la navaja y la pongo en su cuello... Harta de toda esa mierda. Corto y gime. La pongo más cerca de la yugular y hago un corte más profundo, sangra mucho y eso me emociona de sobremanera.

-Sube. ¡Ahora!

Sin mencionar otra palabra sube, tomo un banco y subo a el... Le pongo la soga en su cuello sangrante. Llora con más intensidad al saber lo que viene... Su muerte.

Aprieto el nudo para que comience a ahorcarse, se mueve de la desesperación... Lo aflojo de nuevo para hacer lo mismo unas cuantas veces, grita, llora... Me enfadan sus gritos así que bajo del banco, la dejo con la soga en el cuello y al notar que iba a quitársela, tire la silla, para así dejarla sin nada de que apoyarse y así ver como la soga quedaba totalmente apretada a su cuello. Quitándole poco a poco su miserable vida... Pongo todo en su lugar y creo un escenario más dramático, logrando crear un suicidio perfecto.

Subí a mi habitación y tome una ducha, queme los guantes de látex que estaban llenos de sangre. Menos mal que mi ropa no se mancho ni un poco. Escuche la puerta de entrada abrirse... Es mi momento, deberían de darme un Oscar por lo viene...

-¡Papá! Que bueno que llegas.

-Hola mi amor... ¿Y Giselle?

-Mmmh, en la tarde mi dijo que iría a tomar un café con sus amigas. –respondo mostrando desinterés.

-Bueno. Vayamos a la cocina, quiero cenar.

-Claro pa', ahora preparo algo.

Mientras estábamos platicando después de cenar supe que era momento de descubrir el suicidio de Giselle.

-Papá, ¿sabes dónde está el adorno que compre y nunca saqué de su caja?

-Ay hija, sabes que todas las cajas están en el sótano...

-Oh... Cierto, iré por él.

Bajo al sótano y ¡Dios, huele horrible! Comienzo a gritar con horror, llamando a mi papá y comenzando a llorar. En serio, exijo mi Oscar. Mi padre llega corriendo y nota lo que ha pasado... Queda en shock para después llorar y gritar. Perdón por esto... Padre. Bajamos hasta donde ella se encuentra y "encuentro" la carta que hice escrita a máquina. Se la entrego a mi padre y veo el dolor por el cual está pasando. Pero realmente no me arrepiento de éste primer método de tortura, los siguientes han sido personas insignificantes.

Por ahora vivo muy feliz y tranquila con mi padre en otra casa, no se ha vuelto a casar y es un hombre fuerte... No dejó que le afectara la muerte de Giselle.

10 Métodos de tortura. © [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora