Jenny The Killer

Jenny The Killer (Cap 6 Parte 2)

-Vaya, nuestra hija pródiga a regresado.-dijo el primero- Hola Jenny, ya era momento de que llegaras. Veo que ahí está tu hijo, ¿no?
-Es mi hermano, su nombre es Liu-respondí
-De seguro no nos conoce Liu, me llamo Ricardo, él se llama Esteban; -dijo mientras señalaba al hombre robusto sentado al lado derecho de él -él se llama Carlos;-dijo señalando a un joven sentado a un lado de Esteban- y finalmente él se llama Erik- dijo señalando a un hombre más grande en cuestión de edad pero que se mantenía fuerte- Se bienvenido!
-Por cierto, esa Katana que tienes en la mano ¿es original?- preguntó Carlos.

No le dirigí ninguna palabra, me limité a dirigir la afilada hoja hacia un rayo de luz de sol. Se reflejaba un dragón en el techo del salón con suficiente claridad para que todos la notaran.

-Realmente es auténtica esa katana, dicen que su creador es uno de los mejores del mundo, ¿es cierto?- pregunto Ricardo sorprendido.
-¿Quieres comprobarlo tu mismo?- le contesté- acércate.
-Desafortunadamente aún te quedan pruebas por superar.- dijo el mismo hermano mientras hacía un chasquido con sus dedos.

En cuestión de segundos me hallaba completamente rodeada por decenas de personas armadas. Liu se hallaba en la misma situación que yo, pero ya no tenía miedo.
Él armado con un cuchillo y yo con una katana, nerviosos pero listos.
No se hicieron esperar los ataques hacia mi y hacia Liu, ambos luchábamos para sobrevivir pero yo tenía en la mente otra cosa: La Libertad.
De persona a persona, los atacantes fueron cayendo, algunos degollados e incluso otros apuñalados pero todos tendidos sobre un tapete de sangre.
Acabamos con todos en cuestión de minutos, ambos éramos asesinos experimentados aunque sin considerarnos profesionales; consideramos nuestro talento muchas veces pero aún conservando la humildad que todavía nos quedaba.

-Realmente utilizas esa katana como un aprendiz de samurái, de exquisitos dones y con una maestría impresionante.- notó Esteban
-¿No tienes a más?-pregunté- ¿terminaste con todos tus hombres en una sola batalla?
-Hasta ahora hemos procurado que te sea sencillo pero eso se acabo, tu rival en este momento seré yo- contestó
-Bien- hice una ligera sonrisa.
-Cuidado Esteban- Grito Erik

Me hizo un par de rasguños con la espada que tenia, pero al final mi katana hizo derrumbar a su espada. Y finalmente tuve la oportunidad de undir su espada en su cuello para que muriese desangrado, ahogándose en su propia sangre.
Los tres hermanos restantes, se indignaron con la suerte de su hermano por lo que habían preparado sus armas.

-Mereces morir!!!- Grito el más joven de los hermanos.
-Poderosas palabras para un joven como tu, cuida muy bien tus palabras-le dije mientras me defendía de sus ataques.
-Erik, matalo.-Escuche el grito de Carlos por lo que yo también prevení a Liu para protegerse.
-Liu quieren asesinarte, protegete!!

A Liu le resultó más sencillo que a mí acabar con el más viejo de los hermanos, pero en cambio a mi me tomó tiempo matar al más joven de los hermanos Anaya debido a su gran fuerza y resistencia a golpes.
Pero logramos derribar a ambos hermanos no sin antes recibir una serie de golpes y heridas de armas blancas.
El último hermano, Ricardo Anaya, quien había permanecido sentado mientras nosotros y sus mismos hermanos peleabamos, se había levantado de su asiento y caminaba sin prisa hacia nosotros con su mérito de ser el más fuerte de los Anaya.
Sentí por primera vez en mucho tiempo, un ligero miedo recorrer mi cuerpo lentamente. Ricardo, quien se estaba enfrente de nosotros, comenzaba a sacar dos espadas de sus elegantes fundas pulidas.

-Bien, quiero que los dos peleen contra mi, al mismo tiempo y con toda la fuerza que les quede en sus pequeños y ahora débiles cuerpos.-dijo el apuntado sus espadas a nuestros cuellos y extasiado- esta pelea quiero disfutarla al máximo.

Ricardo era adicto a la adrenalina y a la muerte. Liu y yo nos dispusimos a disfrutar la pelea desde su inicio hasta el final. Al terminar la pelea nos extaciarnos con el olor a sangre.

Continuará... (Parte 3)