La sombra y el alma

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Sombra: Alma solitaria y marchita, atrapada en un cuerpo sin libertad. ¿Qué es lo que deseas? ¿Lo que más anhelas? Te haré ver lo que nunca has visto.

Alma: ¿Quién eres?

Sombra: Soy una sombra, la oscuridad que habita en el mundo y sirve para ver todo lo bueno que hay en él.

Alma: ¿Por qué me ayudas?

Sombra: Porque es mi misión.

Alma: No importa lo que hagas voy a morir ya.

La sombra se rie a carcajadas mientras el alma la mira con furia sin esperarse esa reacción.

Sombra: No seas tonta, no morirás aún. Vivirás lo suficiente como para ver tus errores.

Alma: No quiero vivir.

La sombra pone un rostro de enfado que hace que el alma se estremezca de puro terror.

Sombra: Te enseñare lo que les ocurre a la gente como tú.

El alma y la sombra inician un viaje atravesando el espacio-tiempo hacia otra dimensión, la de los muertos, el hades, el tártaro... Ahí el alma ve a otras animas sufriendo un destino deplorable por sus actos egoístas. Esta las observa con lástima.

Alma:¿Qué les ha pasado?

Sombra: Al igual que tú se niegan a vivir y a ver sus errores. Por eso pagan aquí por sus actos desvergonzados.

El alma mira horrorizada , observando toda la clase de castigos que les esperaban a los vivos en aquel infernal sitio.

Alma: No puede ocurrir esto, sólo por pensar diferente.

La sombra mira al alma disfrutando de su dolor, sin molestrarse en ocultar su rostro de placentera felicidad que la envargaba.

Sombra:¿Acaso, no es eso lo que hacéis con los llamados locos?

Alma: Eso es diferente, ellos suponen un problema para el mundo.

Sombra:¿ Y los suicidas?

El alma se queda pensativa durante unos segundos, meditando la respuesta a la pregunta que la sombra le ha propuesto.

Alma: No  provocamos tanto daño.

Sombra: Matáis y hacéis sufrir con esas muertes, igual que vuestros locos.

Alma: No es lo mismo.

Sombra: Muerte y muerte, sufrimiento y sufrimiento. Es lo mismo. Provocáis lo mismo.

El alma empieza a sentirse confusa, nota como si la cabeza le diera vueltas y se siente perdida y desorientada. Pero aún así sigue intentando luchar.

Alma: Pero no matamos a  otras personas.

Sombra: Por ello sufrís menos daño, los que matan a otras personas son torturados de otra forma.

Alma: Pero... No se nos puede negar nuestra libertad.

Sombra: Tienes razón. Pero eso solo sirve cuando estas vivo. ¿Lo has entendido? Este es tu lugar a no ser que te enmiendes.

Alma: ¿Cómo?

Sombra: Disfruta de tu vida tal y como es.

Alma: ¿Me ayudarás?

Sombra: Sí, nos veremos allí.

El sitio se desvanece y el alma se despierta en cama de un hospital psiquíatrico. Allí una enfermera se acerca lentamente al alma.

Enfermera: ¿Se encuentra bien, señorita?

Alma: S-sí... ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

Enfermera: Un mes, has estado en coma.

El alma mira a la enfermera un poco desorientada, al encontrarse de nuevo en su cuerpo.

Alma: ¿Cuándo me podréis dar el alta?

Enfermera: No lo sabemos, en un par de semanas o quizás más. Cuando sepamos que no eres un peligro.

Alma: ¿Un peligro?

La enfermera mira al alma ya en su cuerpo como si mirará a un monstruo, pensando si contestarla o no.

Enfermera: Has intentado suicidarte así que no  sabemos si volverás a intentarlo o matarás a alguien.

Alma: ¿Donde estoy?

Enfermera: En un manicomio.

El alma se sorprende muchísimo, abriendo muchísimo la boca. 

Alma: Pero... No estoy loca....

(Aclaración: Aún no esta acabada pero si os gusta la historia, la continuaré y seguiré subiendo capitulos cuando pueda)

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