Habitación 23

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Estaba destrozado. Mi corazón latía más vivo que nunca, pero no me sentía vivo para nada. Aunque sabía lo que estaba pasando, una parte de mi se negaba a aceptarlo, simplemente no podía ser. ¿Cómo puede alguien estar ahí toda tu vida, y sólo desaparecer en unos segundos, para siempre?

Recuerdo a mi papá romper en llanto a mi lado, pero yo no fuí capaz de hacer nada. Simplemente me quedé ahí, estático, sin la más mínima mueca o la más mínima lágrima. Escuchaba cómo el policía me hablaba y los continuos sollozos de mi padre a mi lado, pero no era capaz de reaccionar a ellos. Sentía mi cabeza funcionar más rápido que nunca, tratando de entender y asimilar este hecho, pero noté cómo fallaba en el intento. Sin embargo, el no poder razonar lo ocurrido con palabras no significaba que no podía hacerlo con imágenes. Todas ellas vinieron de golpe, atormentándome por completo y acumulando lágrimas inconscientes en mis ojos apagados. Mamá riendo, jugando conmigo, cocinando e incluso retándome por no haberme puesto el abrigo antes de salir. Nunca pensé que algún día llegaría a extrañar su mirada reprobatoria y su tono enojado. Nunca pensé que se convertiría en un recuerdo lejano, que se va desgastando cada vez más con el paso del tiempo, hasta que llega el momento en el que lo único que te la recuerda son unas viejas fotos en la cajonera. Debería haberla apreciado más, debería haberle dicho que la amo más veces y agradecerle por todo lo que hizo por mí. Pero, ¿Cómo iba a saberlo?.

Al alzar la mirada y toparme con una escena disturbia y borrosa, una silueta apareció entre los árboles. Llevé mi mano hacía mis ojos y retiré las lágrimas rápidamente, pero al mirar ya no estaba.

En ese entonces, ni siquiera se me cruzó por la cabeza que fuera ella, ¿Cómo iba a serlo, si estaba muerta? Me convencí a mi mismo de que sólo eran alucinaciones mías, pero después volvió a aparecer, más claramente. Definitivamente era ella, pero mi cerebro se negaba a aceptarlo. Incluso llegué a pensar que había fingido su muerte, pera luego recordé que yo mismo había visto su cuerpo inerte en el hospital, era simplemente imposible.

En fin, aquí estoy ahora. En un hospital psiquiátrico, eso es lo que pasa cuando a los humanos les pasan cosas que la sociedad no es capaz de comprender, tacharlos de locos, es más fácil que aceptar la verdad. No los culpo, haría lo mismo en su lugar, después de todo ¿Cómo sería posible que una persona muerta aparezca frente a tus ojos y te hable, pero que nadie aparte de ti sea capaz de verla? Bueno, al menos conocí a alguien dentro de todo normal aquí, se llama Louis. Bueno, es normal sacando el hecho de que se niega a mostrarme sus ojos y contarme su historia pero, ¿qué mas da?

Habitación 23 -Larry StylinsonWhere stories live. Discover now