parte 1

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Hola, Mi Nombre es Rose Hathaway

Sabía que esto pasaría. Aunque no esperaba que fuera tan rápido.

—Hey, Rose, ¿te gustaría…

—No.

—Rose, ¿viste que la caz…

—No.

—Rose, lo vas a hacer con nosotros ¿verdad?

La última solicitud había venido de Mason Ashford, así que por respeto a nuestra amistad y a sus ojos de chachorrito dejé que terminara su pregunta antes de negarme a su petición.

—No.

Caminó conmigo mientras me dirigía a nuestra primera clase de guardianes del día.

—¿Por qué no? ¿Ya te uniste al equipo de alguien más?

—No me uní a ningún equipo, —dije —. Este año no lo voy a hacer.

— ¿De verdad?, ¿por qué no? ¿Has visto cuales son los premios?

Me detuve abruptamente a mitad del campo, mientras me giraba para quedar frente a él. Me había saltado el desayuno y los niveles bajos de azúcar siempre me ponían de malas—. No, y no me importa. ¿Cómo te atreves si quiera a pensar que lo haría?

Mason se veía absolutamente confundido y casi parecía tierno—. Porque lo has hecho cada año. Quiero decir, antes de que te fueras.

—¡Sí, pero eso fue antes de que encabezara la lista negra de Kirova, y antes de verme envuelta en una situación peligrosa en la que un loco hambriento de poder torturó a mi mejor amiga y persuadió a su hija para convertirse en Strigo! ¿Puedes ver por qué tal vez, sólo tal vez, quiero mantener un perfil bajo por un tiempo?

—Sí, pero… —metió la mano a su mochila y sacó un papel doblado en cuatro—. Mira los premios.

Le arrebaté la hoja y comencé a leer mientras seguíamos caminando—. Una película pirata, contraseña para tiempo extra de internet, ¿trufas de chocolate y tocino? Eso ni siquiera es algo real.

—No la leíste completa, —dijo cuándo se la regresé—. Hay vino aquí también.

— ¿De qué tipo?

—Parkland.

— ¡Ugh! Esa es la asquerosa marca genérica de la tienda del almacén. No voy a arriesgarme a meterme en problemas por eso.

Llegamos al edificio donde se impartían las clases para los novicios, Mason me abrió las puertas—. Será divertido. Tú, yo, y Eddie. Así que ¿qué importa si no te interesan los premios? Pensé que lo harías sólo por la aventura. No has perdido tus habilidades, ¿O sí?

Le enterré un dedo en el pecho—. No he perdido nada Ashford. Es sólo que tengo cosas mejores que hacer esta noche que andar a hurtadillas arriesgándome a que me manden a detención. Mira, de verdad lo siento. Si fuera a hacerlo, sería con ustedes chicos. De verdad. Pero estoy tratando de seguir las reglas. Y ustedes deben respetar eso.

—Claro que respeto eso, —gruñó—. Es solo que también me gustaría tener algo de ese asqueroso vino de caja.

— ¿También viene en caja? ¡Por favor!

Mason no fue el último en tratar de persuadirme ese día. Supongo que debería sentirme alagada por el hecho de que mucha gente me quisiera en su equipo, pero no estaba segura de sí era porque les caía bien o porque pensaban que la reputación acerca de mi carácter loco y temerario les garantizaba la victoria.

La cacería de objetos del día de Sta. Varvara era una tradición en nuestra escuela, una tradición no oficial por supuesto. Cada año, la academia St. Vladimir montaba enormes carnavales en ambas escuelas en celebración de un santo Moroi quien supuestamente había peleado contra fantasmas siglos atrás. Aunque actualmente nadie en el mundo Moroi creía realmente que ella hubiera peleado contra fantasmas. Difícilmente alguien seguía celebrando este día, y aquellos que lo hacían en América, habían terminado por hacerlo una especie de segundo Halloween. Este incluso se celebraba un poco menos de un mes después de Halloween, por lo que era una manera útil para reciclar las decoraciones y los disfraces. Si el clima era decente, lo cual en Montana a finales de noviembre significaba menos de 5 pies de nieve, los maestros realizaban los carnavales en los patios de las escuelas.

Mi Nombre es Rose HathawayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora