1. Llueve

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Llueve. Huele a tierra mojada. Hace frío. La verdad es que resulta reconfortante, relaja tanto el cuerpo como el alma. Disfruto de la sensación que produce a mi cuerpo el sonido de la lluvia caer sobre el asfalto. Miro a la ventana y veo las pequeñas gotas caer recorriendo la ventana a toda velocidad hasta que simplemente dejan de existir. Miro más allá de las gotas, veo la noche cerniéndose sobre la ciudad, arropándola con su manto de oscuridad. Poso una mano sobre la fría superficie de cristal, cierro los ojos e inhalo hondo, disfrutando del petricor, ese relajante aroma a lluvia sobre tierra. De repente me acuerdo porque me he despertado.

Salgo de la habitación y me dirijo al cuarto de baño. Recorro el pasillo medio a oscuras, intentando no hacer ruido por miedo a que se levante mi madre. Al llegar a la puerta del baño, y aún a oscuras me choco contra ella. Recibo el golpe con la cara ya que mis manos estaban buscando el interruptor de la luz, pero estoy mas preocupado por el sonido producido que por el dolor. Me quedo totalmente quieto escuchando. Parece que no se han despertado. Enciendo la luz y cierro la puerta tras de mi. Me miro al espejo, el pelo despeinado y ligeramente graso, los ojos color café marcados por sendas ojeras fruto de las largas noches en vela. Siempre me digo que tengo que cambiar, que no me puedo acostar a tan altas horas de la noche. Pero nunca lo consigo. La nariz la tengo torcida, fruto de una mala caída. Sin duda alguna estoy hecho un cuadro.

Me lavo la cara, son las cuatro y media de la mañana. Vuelvo sigilosamente a mi habitación, esta vez no ocurre ningún percance. Me visto. Como siempre todo de negro. Es un color que me agrada, y lo mejor de todo siempre voy combinado me ponga lo que me ponga. Esta vez, como esta lloviendo toca una sudadera con capucha y unos pantalones bastante elásticos y cómodos. 

Abro la ventana de mi habitación. A lo largo de los años e ido puliendo la técnica de salir de mi casa a hurtadillas. Únicamente me tengo que colgar de mi ventana y dejarme caer un metro hasta un saliente lo suficientemente grande para que no suponga ningún peligro. Tengo una cuerda que me permite entornar la ventana, ofreciéndome a partes iguales la posibilidad de volver a mi habitación, pero, a la vez, que desde fuera parezca que esta cerrada. Después simplemente es volver a colgarme de este saliente y dejarme caer un par de metros. Menos mal que solo es un piso.

Como siempre que me escabullo de mi casa, recorro la larga avenida que hay enfrente de mi casa. El sonido de la lluvia a mi alrededor es lo que adoro de estos momentos de soledad. Pero esta paz se ve distorsionada por un sentimiento que se esta abriendo paso dentro de mi. La sensación de que alguien me esta mirando. Los humanos tenemos ese sexto sentido, pero en este caso no se si me estoy sugestionando por la opresión que la lluvia sumada a la extrema oscuridad esta ejerciendo sobre mi. Supongo que será eso, ¿Quién va a estar despierto a las cinco de la mañana? Continúo mi camino con la capucha ceñida alrededor de mi cabeza cada vez más empapada. El sentimiento de ser observado sigue ahí, ahora con menos intensidad ya que mi cerebro esta luchando activamente para reducirlo, pero no logra echarlo de mi mente.

Decido resguardarme de la lluvia en un portal para así poder escrudiñar mi entorno de una forma mas cómoda. Pero sigo sin poder ver nada vivo a mi alrededor, lo que hace que me sienta mas tranquilo. Apoyo la espalda contra la pared y me dejo caer hasta el suelo. Cierro los ojos, intentando escuchar algún ruido, pero solo logro atisbar el sonido de la lluvia cayendo sobre el suelo. Normalmente a estas horas ya habría coches de gente yendo al trabajo, sin embargo hoy es sábado por lo tanto esta mas silencioso que otras veces.

Oigo pasos, pero están demasiado cerca, ¿cómo no los he escuchado antes? Al estar completamente en silencio deberían de haberse escuchado desde lejos sobre la lluvia, pero solo los he podido distinguir cuando estaba justo delante de mi. Abro los ojos y ante mi hay una sombra, no es muy alta, pero su aura impone. No consigo verle la cara. 

- Ya están aquí. Los has estado esquivando, pero ya es tarde. O vienes conmigo o saldaran contigo su deuda.- Tiene una voz grave, de hombre rozando los cuarenta años

- ¿Quién eres? ¿Te conozco? Creo que te esta confundiendo de persona la verdad.- exclamo con voz temblorosa. 

Me intento levantar pero mis piernas no me responden. 

- Ven, es tu ultima oportunidad. No quiero que acabes tu también como el.- dice con urgencia extendiendo su mano hacia mi.

Yo me echo hacia atrás. Tengo miedo. No se que esta pasando. Yo simplemente había salido a pasear bajo la lluvia como tantos otros días.

- ¿Pero quien eres? ¿Cómo me voy a ir contigo sin saberlo? ¿Y quien es él?- Imploro mientras intento contener las lagrimas.

-Son demasiadas preguntas para el poco tiempo que nos queda. Me conoces, pero desgraciadamente no te acuerdas. Hay que irnos sino nos seguirán.-

Se le nota nervioso debe ser algo importante, pero por otro lado, ¿Cómo me voy a ir con alguien que no conozco? Nada tiene sentido y tomo una decisión.

-No se de que me estas hablando.- Me levanto y paso por su lado corriendo de nuevo hacia la espesa lluvia.

-Lo siento pero no me dejas otra opción.

Me persigue bajo la lluvia cual animal cazando a su presa. Siento su mano como me agarra por la parte de atrás del cuello, noto algo frio. Se hace la oscuridad.

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⏰ Última actualización: May 31, 2022 ⏰

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