Capitulo 2.

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Volvía a escuchar el golpeteo en la puerta y a su amigo rubio con una marca negra en el cabello, que lo llamaba preocupado.

Cuando llegó al edificio donde estaban las habitaciones de los alumnos (junto a su compañero de cabello verde), decidió encerrase en su cuarto con las luces apagadas al igual que su celular.

Se saltó la hora del baño y no bajó a cenar. Necesitaba estar solo para reflexionar sobre lo que pasó hace unas horas atrás.

Otra vez golpeaba la puerta, pero ahora se oían dos voces más, que reconoció como la chica de cabello rosado, y la chica de cabello negro azulado corto.

Se tapó  la cabeza con la almohada para no escuchar sus palabras preocupadas.

No quería verlos. Ni a ellos, ni a cualquier otra persona. Solo quería que lo dejaran en paz hasta mañana.

Ya mañana estaría bien. Mañana podría volver a mostrar su alegre sonrisa. Mañana su ánimo regresaría. Mañana aquella hinchazón alrededor de sus ojos desaparecería. Mañana no quedaría rastro de sus lágrimas.

Un golpeteo más fuerte y la idea de romper la puerta de su compañero con cola (que no supo cuando llegó), le hicieron quitar la almohada. Se puso de pie mientras mas voces conversaban alteradas. Iba a abrir, pero en ese momento, la voz del peliverde lo detuvo.

-Kirishima-kun se sentía un poco enfermo. Me dijo que se dormiría temprano-

Suspiró aliviado mientras las voces se alejaban y solo quedaban las de su amigo rubio y la del pecoso.

Su mejor amigo seguía preocupado, pero el otro lo convenció diciéndole que tomó una medicina y solo necesitaba descansar.

Él no quería preocupar a alguien, y mucho menos a su mejor amigo, pero no iba a mostrar su patética apariencia.

Causar lástima, no es algo varonil.

Golpearon despacito la puerta -Kirishima-kun ¿Estás despierto? Ya todos se fueron ¿Puedo entrar para que hablemos?-

Suspiró otra vez mientras la abría. Después de todo, ya no podía verse más miserable ante el peliverde -Pasa, Midoriya-

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Caminaba hacia su habitación, con las manos en los bolsillos de su pantalón gris. Suspiró antes de doblar en el pasillo, pero se detuvo al ver a la gran cantidad de sus compañeros de clases frente a una de las puertas de al lado de su cuarto.

La cara de preocupación del "idiota eléctrico" (como él lo llamaba), mientras golpeaba la puerta insistentemente sin recibir respuesta, lo alertó.

Iba a reanudar su caminar más rápido, pero su "amigo" de infancia llegó para tranquilizarlo.

Al parecer, su compañero pelirojo estaba enfermo.

Se sentía un poco preocupado, pero estaba claro que nunca lo demostraría.

Sus compañeros comenzaron a dispersarse. Solo el rubio de ojos dorados y el de cabello verde seguían ahí, conversando.

Suspiró pesado cuando el de la marca negra en el cabello, por fin se fue. Iba a ir hacia su habitación, pero volvió a detenerse por las palabras del pecoso.

-Kirishima-kun ¿Estás despierto? Ya todos se fueron ¿Puedo entras para que hablemos?-

"¿Por qué demonios lo llama? ¿No dijo que estaba enfermo y durmiendo?"

Frunció el ceño molesto ¿De verdad el peliverde creía que le abriría a él, después que no les hizo caso a los otros? Pero para su sorpresa, la puerta se abrió y la voz apagada del pelirojo se escuchó desde dentro.

-Pasa, Midoriya-

El pecoso entró y la puerta se cerró, dejándole una extraña sensación de ira.

Ahora que el lugar estaba vacío, por fin fue a su cuarto. Prendió la luz y se tiró de espalda sobre la cama. Se sentía pesado.

Miraba con insistencia la pared que dividía ambas habitaciones y quiso poner la oreja sobre ella para intentar escuchar lo que hablaban sus dos compañeros.

-Que estupidez-

Se levantó para revisar sus libros confirmando que no tenía alguna tarea, y después apagó la luz antes de quitarse el pantalón para meterse bajo las sabanas e intentar dormir.

Mañana le esperaba otro día de estudios y entrenamientos.

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Continuara...

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