Capítulo 4

380 67 27
                                    


Cada persona tenía sus creencias. Y eso era genial. Algunas personas creían en Dios, otras, en Buda, en las energías, en las hadas, en los portales mágicos, en Narnia, en los Illuminati y pare de contar. Yo, en cambio, creía en los superhéroes. Creía que los superhéroes existían y, más que eso, los súper poderes.

Tenía esta creencia de que algunas personas tenían un súper poder.

Por ejemplo, mi mamá era una Súper Mamá. Limpiaba, cocinaba, trabajaba, quería a papá. Su súper poder era hacer todo, y bien. Papá, en cambio, tenía otra clase de súper poder. El suyo era ser noble, honorífico, impecable. Siempre defendía lo que merecía ser defendido, hacía lo que era justo, peleaba por lo correcto.

Yo los admiraba. A ambos.

Y a Zayn también, aunque no estaba del todo seguro de cuál era su súper poder...

El mío era prestarle atención a cosas que las personas usualmente no lo hacían. O, como decía mi madre, pensar en cosas no importantes, aunque para mí sí lo eran... Eran las más importantes de todas, en realidad.

Como fuera, el caso es que había gente que tenía súper poderes y ni aun así era superhéroe y, de la misma forma, había gente que era superhéroe, aunque no tenía súper poder.

Por ejemplo, yo tenía mi súper poder, pero no era un superhéroe.

Y Zayn no tenía un súper poder —no que yo hubiera notado—, y aun así era un superhéroe. O quizá Zayn sí tenía uno y yo solo... ¿no lo había notado hasta ese momento? ¿O no había sabido reconocerlo? ¿O no le había prestado demasiada atención?

Genial, pensé. Ahora debo prestarle más atención a Zayn, intentar descubrir cuál es su súper poder, hacerle entender que lo quiero sin decírselo con esas palabras y sin ser demasiado obvio para que no levante sospechas, intentar salir más con él y, además, aprovechar cada momento que pasemos juntos.

Y, para colmo, todavía debo buscar qué es un hogar.

Y recordé esa vez, cuando tenía como nueve años, en la que me senté en el sofá de la sala, encendí la televisión y, después de un rato, escuché a mi papá llegar y sentarse a mi lado. Estaban pasando una película de superhéroes, de mis favoritas, y a cada rato volteaba a mirarlo, porque en mi cabeza él era el mayor de todo el universo, aunque no saliera en ninguna historieta, serie o película.

—A veces siento que me ves como un superhéroe, Niall —comentó después de una media hora en la que obviamente me pilló más de una vez viéndolo—. Y no quiero que me veas así.

Enarqué una ceja. Mi cerebro de niño no lo comprendía.

—¿Por qué, papá?

—Porque tienes esta idea de que soy perfecto y no es así; cometo errores, me equivoco, a veces meto la pata. No soy lo que crees que soy.

Sí, a veces se equivocaba, como cuando no sacaba la basura a tiempo, pero eso no era nada del otro mundo... Al menos, no como para destituirlo de su majestuoso lugar de Superpapá Increíble Y Asombroso.

—Tú siempre serás mi superhéroe —admití con orgullo, y sonrió, negando con la cabeza.

—Quizá lo soy, supongo, si tú quieres... pero sería la clase de superhéroe que comete errores.

—Todos los superhéroes cometen errores.

Lo escuché suspirar.

—Creo que el único que no ve eso eres tú.

HOMELY 2 - Homeless [Ziall AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora