Mía Owen, aficionada a la lectura, segura, pero sobre todo una chica totalmente transparente.
El anhelo de tener por lo menos un amor como el de todos los libros que ha leído, de sentir que su respiración se acelera al igual que su corazón, el calo...
Me sentía tan abrumada, tenia a mas de 200 vampiros a mi alrededor. Y su olor verdaderamente no ayudaba en nada.
4 días de caminata y verdaderamente ya empezaba a cansarme. No habían parado ni una vez de caminar, yo era una de las que iban en medio. Por “protección”, aunque yo digo que es para que no me escape.
Según mis cálculos y por lo que murmuran a mis lados, no faltaba mucho para llegar a la manada a la que nos dirigimos.
Un olor distinto cubrió mis fosas nasales, olía a dulce. Si olía como al perfume de dulce que usaba cuando era pequeña. Ese olor era mi favorito. Pero lastimosamente ya no había encontrado un perfume igual a ese.
Inspire aire nuevamente, y el olor era verdaderamente embriagante y delicioso. Mire hacia mis lados tratando de ver de donde provenía.
—Cristopher necesitó ir al baño.– me queje, ya que no dejaban de caminar ni por un maldito segundo.
—fuiste hace un hora, ya no nos detendremos por ti. Ya casi llegamos.– murmuro serio, sin mirarme.
Bufé molesta.
—pues si vamos a atacar tengo que estar preparada y sin líquidos contenidos.– lo mire retadora.
Puso los ojos en blanco, y negó con la cabeza.
—5 minutos.
Necesitaba mas tiempo para investigar.
—es que acaso ¿me crees flash?– coloque mis manos en mis caderas.
—diez.
Sonreí complacida y camine hasta adentrarme entre los arbustos. Me guíe por el olor dulce. Corrí hasta que el olor se hizo mas potente. Me coloque atrás de un árbol viendo como un enorme lobo blanco con negro caminaba a lado de una cascada. Era verdaderamente gigante el lobo. Me doblaba el tamaño.
Todo mi cuerpo empezó a alterarse, una reacción totalmente desconocida. Mi corazón latía demasiado rápido. Todo mi cuerpo empezó a temblar.
De un momento a otro el lobo giro su cabeza, me observaba con esos ojos azules. Sus ojos demostraban asombro, a lo que yo sentí un nudo en la garganta el cual quemaba.
Tenía ganas de llorar sin razón aparente. Negué con la cabeza y me aleje del árbol para caminar de regreso. Oí las pisadas del lobo atrás de mi.
Apreté mi mandíbula tratando de mantener la calma. De verdad no sabia que estaba pasando conmigo.
—si vives en la manada que esta cerca de aquí te recomiendo que vayas de una vez, por que necesitaran ayuda.
Y dicho eso salí corriendo hasta llegar con los vampiros, trate de tranquilizarme un poco antes de llegar a su lado y después salí. Caminamos por unos 10 minutos mas para después detenernos frente a unas paredes enormes.
Tres vampiros, se pusieron a mi alrededor, mientras otros dos tomaban mis brazos y me halaban hacia otra parte. Trate de luchar contra ellos, pero no daba resultado.
