El calor del día me traía hermosos recuerdos de mi infancia, cuando yo y mi hermano sabiamos que nuestro padre llegaría en cualquier momento, siempre llegaba los mejores días del año, tal vez era por mera suerte o tal vez él sabía el instante en dejar a un lado el equipo y volver a casa, quien sabe, pero cada vez que el sol asomaba por las ventanas, los pájaros cantaban y los árboles danzaban sabía que mi padre llegaría a casa con los brazos abiertos esperando a sus dos hijos, el mayor Thomas Martinez y su pequeña hermana Monica, a un recuerdo el cosquilleo de su cabello en mi mejilla, el aroma a tierra y metal de su ropa y las cicatrices en su mano cuando acariciaba mi mejilla, aunque claro, aquellos días perfectos no duran por siempre, yo estoy orgullosa de mi padre, me gustaba decir a mis amigos que el era el mejor soldado de la legion de reconocimiento por que en cada expedición que hacian yo sabia que el siempre regresaría, que ingenua era, claro que recuerdo ese día, el día donde lo esperé por horas frente a la puerta y cuando tocaron y no era el supe que todo había terminado, mi padre había sido devorado por un titán excéntrico, no había otra cosa que decir, habíamos quedado huérfanos, yo tenía 15 años cuando sucedido, mi hermano, al instante de saber la noticia decidido unirse a la Legión de reconocimiento, tenía solo 18 años cuando fue nombrado uno de los diez mejores, en primero de ellos, fácilmente ingreso a la Legión donde nuestro padre, mientras que yo, yo solo era un niña que esperaba con ancias el siguiente año para estar con el, largos entrenamientos, uno que otros castigo y cicatrices finalmente me gradué siendo la primera de los diez, sabía que era lo que hubiera querido mi padre, vivir y morir por la humanidad, pero no lo hice por el, si no por mi, tenía miedo, miedo de perder a la única familia que me quedaba, sabía que no podía proteger a mi hermano, era pequeña y menor pero lo que si sabía era que podíamos protegernos mutuamente, y con eso me bastaba, finalmente cuando me uni a la Legión de reconocimiento sucedió la gran tragedia, perdimos él muro Maria, una gran perdida para la humanidad, con la muerte de Keith Shadis un año después de la tragedia, mi hermano se convirtió en el 13º comandante y yo en capitana, siempre lista para lo que sea
-Capitana-llamó una voz interrumpiéndome de mis pensamientos, deje de mirar hacia el cielo para dirigir mis ojos hacia Jason, uno miembro de la legión, me saludó formalmente meintras yo me levantaba del pasto arreglando mi vestimenta
-pasa algo, soldado?-pregunte con una ligera sonrisa
-el comandante la necesita, capitana-frunci el ceño confundida
-esta bien, iré en un momento, soldado-Jason asintió y subio a su caballo para emprender el viaje a las instalaciones de la legión de reconocimiento, mire a mi alrededor buscando a mi caballo, Tzar, pero este no se encontraba, bufe, un momento que me despistó y el sale corriendo, pero que podía esperar asi era el tenía tan energía que cuando saliamos de expedición el era el primero en salir corriendo, supongo que por el soy buena el terrenos abiertos, Tzar era muy listo y sabía lo que yo quería hacer antes que lo hiciera si quiera, eramos un buen equipo, en fin, lo llame unas dos veces antes de verlo corriendo hacia mi a toda velocidad por el prado, el color pardo de su pelaje brillo por los rayos de sol antes que se acercará lo suficiente a mi y parara completamente dejando salir un relinchó, golpe amigablemente su cuello antes de subir a la silla de su lomo
-vamos-murmuré antes que Tzar se levantará en dos patas y saliera corriendo
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Cuando finalmente llegamos a donde mi hermano y otros dos soldados, me di cuenta que todos tenían su capa de reconocimiento y su equipo puesto, saldremos a una operación?, cuando estuve lo suficientemente cerca salte de Tzar cayendo entre mi hermano y Mike con una sonrisa
-saldremos?-pregunte emocionada mientras Thomas me miraba con seriedad
-no, es una misión en la ciudad subterránea-fruncio el ceño confundida