NIGHTS WITH SASUKE │ Naruto Shippuden ｢SasuNaru｣

Night 01. │INNOCENT

Porque las estrellas
fueron testigo de nuestra
cercanía, Sasuke...

│ NIGHT #01 │

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—¿Ya todos levantaron sus tiendas? —Es la interrogante que vocifera Iruka.

—¡Sí! —exclama al unísono el grupo de infantes a su cargo en modo de contestación, esbozando sonrisas brillantes de alegría y entusiasmo.

—Muy bien. Todos han hecho un excelente trabajo el día de hoy —felicita al alumnado con orgullo, creyendo firmemente que todo está saliendo perfecto con el primer entrenamiento de supervivencia para los miembros de la academia.

Sí, todo está en orden. O al menos ese es su último diagnóstico antes de que se proyecte el nombre de Uzumaki Naruto al interior de su cabeza, quebrantando así cada una de sus expectativas sobre una plácida jornada.

—¡No dormiré junto a él, 'ttebayo! —ruge una voz distante causando que un gran grupo de miradas se eleve hacia un costado, colisionando con la figura de cierto rubio problemático de pie sobre las ramas de un árbol próximo. Éste apunta hacia Uchiha Sasuke, quien externo a la situación, perfecciona las condiciones de su tienda metros más abajo.

—¡Naruto —regaña el maestro, procurando retener algo de paciencia—, este no es solo un adiestramiento al aire libre, también es una labor para fomentar el trabajo en duplas!

—¡Duplas mi trasero! —replica el de gafas sobre la cabeza, preservando un gesto engurruñado y sentándose sobre la rama del árbol con sus piernas y brazos cruzados—. ¡No quiero hacer equipo con ese engreído, 'ttebayo!

» ¡Cualquiera menos Sasuke! —protesta.

Allí es cuando muchos de los impúberes testigos de la situación, piensan en lo desagradable que sería dormir con el joven que siempre está causando desastres en la aldea, en lo furiosos que estarían sus padres si llegaran a enterarse de algo semejante y en lo desafortunado que fue el mejor de la clase al ser designado compañero del Uzumaki.

Nadie culpa a Sasuke. Sienten lástima por él.

Todos culpan y acusan a Naruto, utilizándolo como el blanco principal para cada una de sus miradas glaciales, crudas; las mismas que en todo momento le han dedicado.

—Iruka-sensei, ya acabé de levantar la tienda —reporta Sasuke con su rostro y voz monótona, lo que hace estallar a unas cuantas niñas en chillidos de emoción y comentarios alabadores.

El adulto a cargo observa por unos instantes el trabajo del Uchiha. Aunque en solitario, ha hecho una excelente elaboración, como era de esperarse. Sin embargo, Iruka detecta una pequeña complicación –además de la negativa de Naruto– en la tienda que le fue suministrada al particular dúo.

—Creo que sólo cabe una persona dentro —agrega el distinguido niño de cabello y orbes oscuros, certero.

Extrañado, el chuunin se cuestiona quién diablos fue el superior que empacó una tienda infantil individual, ignorando de forma inconsciente que ha sido él mismo quien cometió el error.

—¡Pues quédate con tu bonita tienda, yo dormiré en este árbol! —brama el pequeño desde las alturas.

Una vena resalta en la sien izquierda de Iruka antes de insinuar en voz baja:

—Oh no, claro que no.

Él no iba a dejar a uno de sus estudiantes dormitar a la intemperie. Todavía eran muy pequeños para experimentar tal situación.