◊ Primera Parte ◊

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((N/A: Realmente os aconsejo que pongáis la canción mientras leéis la historia, jujuju))


Cerraste con fuerza la puerta de las ruinas y suspiraste pesadamente, recargándote en esta.

Un viento helado golpeó tu cara haciendo que te diera un escalofrío, mirando a tu alrededor te diste cuenta de que te encontrabas en un bosque nevado y algo oscuro, vaya, tu día mejoraba por momentos...

Resignada te pusiste la capucha roja de aquella caperuza que le robaste a Toriel, para intentar pasar desapercibida entre los monstruos y ahora, para protegerte del frío. Esta al ser de Toriel te quedaba un poco grande, arrastrando ligeramente por el suelo. Caminaste lentamente y con calma entre los altos árboles, adentrándote en el tenebroso bosque sin percatarte de que, entre las sombras algo o más bien alguien te estaba observando como un lobo a su presa.

Para intentar calmar un poco los nervios y el miedo que te provocaba estar allí sola decidiste tararear con suavidad una canción.
Tan concentrada estabas en tu melodía y en el paisaje que un crujido a tus espaldas hizo que saltaras del susto y giraras rápidamente encontrándote con una rama partida en el suelo.
Tragaste saliva con algo de dureza. Eso antes no estaba así, y estabas completamente segura de no haberla pisado.

— ¿H-hola?... ¿Hay alguien ahí? — Preguntaste al aire, sin más respuesta que una sombra moverse y el sonido de unos arbustos. Ahora lo tenías claro, definitivamente había algo ahí. Sin pensártelo dos veces empezaste a correr con todas tus ganas, saliendo del pequeño camino adentrándote más y más en el bosque.

Mientras tanto, escondido detrás de un montón de nieve se encontraba cierto esqueleto que al verte correr en esa dirección sonrió con malicia.

—Perfecto...

* A s í   n a d i e   p o d r á   o í r t e   g r i t a r 



Pasaron unos minutos en los que no paraste de correr y decidiste detenerte ya exhausta en el tronco de un árbol. El aire estaba tan frío que con cada bocanada que tomabas te quemaba los pulmones y la garganta, estabas hambrienta y congelada, necesitabas encontrar un refugio pronto o morirías de frío.

Unas pisadas en la nieve se escucharon a tus espaldas y antes de poder reaccionar una huesuda mano se posó en tu hombro, dejándote completamente inmóvil.

— Hey caperucita roja — bromeó por tu atuendo una voz masculina y ronca— ¿Estás perdida?

Tú seguías estática, ya no sabías si era por el miedo que sentías o por el abundante frío de ese maldito lugar. Aferrándote a la poca determinación que te quedaba te giraste lentamente, para encontrarte con un esqueleto algo amenazador vestido mayormente de negro, sus ojos rojos te daban cierta desconfianza. Fijándote mejor en su cara pudiste apreciar que este poseía un diente de oro y sudaba ligeramente.

¿Desde cuándo los esqueletos pueden sudar?

— Heh, tranquila caperucita, no muerdo — Ofreció su mano. — ¿No sabes como saludar a un nuevo amigo?

— Y-yo... — Te avergonzaste un poco, ¿dónde estaban tus modales? Le diste la mano rápidamente y sonreíste algo tímida — M-me llamo _____...

— Sans. — Apretó ligeramente el agarre de vuestras manos antes de soltarlo e introducir las suyas en los bolsillos de su chaqueta. — ¿Y qué hace una humana como tú por aquí? ¿Acaso te has perdido?

『Lɪᴛᴛʟᴇ Rᴇᴅ Rɪᴅɪɴɢ Hᴏᴏᴅ』ONE-SHOT || UF!Sans x Reader || LEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora