Aquel mundo lejano-1/2

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Nací en un pueblo bastante aislado, el mismo donde nacieron mis abuelos maternos, mi madre, y mi tía Laura, la mamá de mi prima Micaela, que se fue apenas cumplio la mayoría de edad.

La gente se movía mucho en carretas tiradas por caballos donde cargaban productos de limpieza, herramientas y hasta ropa para vender. Es que había, según mi abuela Cacho, <<poco y nada>> en el pueblo cuando el era niño, así que cuando llegaba alguna carreta cargada con mercadería, sus padres y la mayoría de los que vivían por allí hacían trueque cambiando productos locales (más que nada carne de vaca,  cueros) por esos que no se conseguían casi de ninguna otra manera. Por ejemplo, tener jabón era algo extraordinario. ¡Que locura!

Ahora hasta hay en Internet, mi mente que siempre fue de alguna manera curiosa se hizo más curiosa todavía con Google y Wikipedia. Tener una netbook en cada era algo super loco. Pero tanto me insistí a mama después que vi en el liceo como algunos compañeros se conectaban a ese mundo increíble con solo un clic que la convenci de lo importante que iba ser para estudiar (bueno, eso le dije yo, mi interés no era solo en el estudio, ¡Jeje!).

Así que para ayudar a juntar la plata empecé a hacer galletas y mi especialidad: torta de naranja. Vendía en el liceo y también en la escuela. Pero... eramos tan pocos que no pude juntar mucho. ¡Parecía imposible comprar una computadora!

Un día, uno de los profesores me dijo que iba a cambiar su netbook y que me la ofrecía con Internet móvil. El precio era muy bajo. Creo que me quería hacer un favor. Ese día llegue a casa como una maldita demente, no paraba de hablar y mama tuvo que darme un té de tilo para calmarme. ¡Mi ansiedad es difícil de controlar a veces! Pero cuando conte el dinero que había reunido, incluso con lo que mi madre me dio por su cuenta, todavía me faltaba para llegar a comprarla.

Cacho estaba en desacuerdo con esa adquisición, sin embargo desapareció en su cuarto y volvió con un paquete atado con goma elástica. Eran billetes.

-Anda guría, comprate eso que queres, si es que es tan importante para el estudio.- dijo, apoyando el paquete y dejándome boquiabierta.

Lo abracé y besé varias veces, gritando o más bien chillando, saltando, y armando un alboroto tal que mi abuelo, fastidiado con esas demostraciones de afecto que no le gustan nada, dejó la ferretería y se fue levantando las manos varias veces en señal de derrota.

El primer día que tuve Internet, juro que me pase cuarenta y ocho horas casi sin dormir, buscando respuestas científicas, investigando sobre actores y cantantes, escuchando música y hasta descubriendo países que no sabia ni que existían. ¡No podía creer que el mundo estaba ahí. En una pantalla!

Y tengo que agradecer a eso también que encontré a mi prima por Facebook y nos empezamos a escribir. Porque antes cero. Como nuestras madres están distanciadas, nunca nos habíamos visto ni hablado... Aunque dos por tres recibía una encomienda con ropa de ella que ya no le quedaba.

Mamá dice que desde chicas me gustaba observar insectos, que podía quedarme un largo rato siguiendo el movimiento de una mosca y luego solía hacerle preguntas que ella no tenía ni idea de como responder (que cuanto vivían, que por cuantas horas podían volar sin cansarse...), porque quedo embarazada de mi cuando iba al liceo y después ya no estudio más. Y aunque hubiera seguido estudiando no se si sabría la respuesta tampoco.

Por eso, cuando tuve compu e Internet fue el paraíso para mi cerebro. Tengo una memoria de elefante, y mi tía Laura de dice que soy el Libro Gordo de petete, una especie de enciclopedia, según dice ella, muy conocida cuando el Internet no existía, que te daba respuesta a preguntas como las mías.

Mi lugar preferido era el arroyo. Solo los del pueblo sabíamos como llegar, porque no es fácil. Te tenes que meter por lugares tupidos de maleza, y algunas plantas tienen espinas, para seguir por un caminito angosto y alcanzar el borde del agua. Siempre llegaba rasguñada pero feliz, buscando ángulos de fotografía que imaginaba mediante una cámara invisible que hacía con mis dedos y apretaba el inexistente obturador. ¡Clic!, decía, cuando sacaba esa foto imaginaria. Eso fue hasta que en mi cumpleaños me regalaron una cámara digital usada, a pilas que se le gastaban enseguida, pero que me hizo sentir en la gloria. Mas me empeñe en recorrer la orilla y en fotografiar contrastes, y las ramas que se reflejaban en el agua cuando estaba atardeciendo.

Por lo general iba con mi amigo João, que no paraba de decirme lo loca que estaba, pero el tampoco se quedaba atrás: llevaba su guitarra y, mientras yo tomaba fotos el entonaba alguna melodía. Se llama así porque su abuela es brasilera y cruzaron la frontera para vivir acá, en Uruguay.

Somos los mejores amigos. Lo conozco de toda la vida y se todos sus secretos, que no son nada interesantes, pero bueh..., El cree que si. Por ejemplo, una vez me dijo, misterioso, como era su confidente había algo de el que tenia que saber. Enseguida me puse alerta... Y por supuesto lista para escuchar algo super grave, al ver la expresión sería de su rostro:

-¿Que pasa, João?- le dije, conteniendo la respiración. El corazón me latía como loco y la ansiedad me ganaba. Soy tan nerviosa que vivo haciendo gestos cuando hablo y encima los hago super-rápido, entonces tuve que frenar esos impulsos para no ponerloas histérico de lo que el ya estaba por confesarme ese <<Gran secreto>>.

-No se si decírtelo pero...

-¿Como que no sabes si decírmelo?- Le contesté, cruzándome de brazos visiblemente ofendida.

El rascó su cabeza. Tiene ojos marrones y redondos, Pestañas largas, nariz algo Aplanada y el cabello con motas que esta Intentando transformar en Rastas, Pero ese es otro tema.

Es que se hizo fan de Bob Marley. Entre que tiene oido para la música y saca los temas en un toque con su guitarra y parecido que es físicamente, creo que esta queriendo mutar y convertirse en cantante y luchador, vistiendo Ropa Holgada, con la mezcla de colores que distinguió a Marley: Verde, amarilla y roja.

A veces, incluso, se le daba por decir sus frases, como: "La gente que esta tratando de hacer este mundo peor no toma ni un día libre. ¿Como podría tomarlo yo? Hay que iluminar ma oscuridad.", "Si perros y gatos pueden estar juntos ¿Porque No podemos amarnos nosotros?" y la que vivía repitiendo: "El dinero No compra la vida.".

No recuerdo cuándo ni como exactamente le vino ese amor por Bob Marley. Creo que fue a partir de una película que empezo a obsesionarse y a buscar información, pero lo que si se es que lo marco a fuego y hoy no puedo pensar en João sin pensar en Bob Marley, ni pensar en Bob Marley sin pensar en João. ¡Que loco!

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2017 ⏰

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