Prometo que todo lo malo se irá consumiendo en las llamas de lo bueno.
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Sentada sobre una pequeña silla de madera en la habitación alumbrada solamente por la luz de la luna, la risueña pelinegra plantea una y otra vez como será el día de mañana. El cumpleaños número siete de Mara la tiene con las mejillas entumidas de tanto sonreír. A pesar de que sus dos hermanos hayan intentado hacer su día imposible con bromas e insultos absurdos, no hay nada que le pueda arruinar su idea de la fiesta perfecta.
En Cuernavaca, las madres de familia siguen las tendencias lo más pronto que pueden, una de ellas es el tema de fiestas de cumpleaños. El tema popular de este año son las princesas para las niñas y los autos de carrera para los niños. La mamá de Mara es una de esas madres "al día" y Mara odia las princesas. Pero ni siendo la niña más educada y adorable de Cuernavaca le dará lo que ella quiera. Aunque su padre, siendo la única hija que entre sus tres retoños, la consiente siempre que puede.
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La mañana nublada está relativamente silenciosa mientras la familia, casi completa, degusta su desayuno en la mesa. Los hermanos gemelos de Mara comen un par de humeantes pancakes cuidadosamente complementados con crema batida y pedazos de fresas frescas sobre ellos mientras la pequeña pelinegra remueve sin ánimos la amarga y casi deshidratada avena frente a ella.
Una mañana común que debería reflejar la fecha especial que es para Mara pero en su lugar solo remarca la diferencia habitual de desayuno para los menores. Las esperanzas de la pequeña no eran muchas de igual manera y solo se limita a intentar masticar los pedazos fríos de hojuelas, por lo menos hasta que llegue su padre.
Le pidió como regalo de cumpleaños un conejo y, aunque su madre gritara como loca diciendo que suficiente tiene con ellos tres como para tener un animal, su esperanza de tener al pequeño peludo sigue viva.
Su padre es un hombre muy ocupado que aprovecha el poco tiempo que descansa para consentir a su nena, los gemelos también son parte de ese tiempo libre pero ellos se mantienen distantes desde hace unos días. Mientras el señor Morín se desvive por su pequeña hija, su esposa repudia la atención que le da a la niña ya que si no fuera por ella seguiría trabajando en aquella empresa con paga espectacular.
Ya pasado el medio día, la pequeña suspira pesadamente columpiando sus pies en la silla donde está sentada mirando la puerta de entrada. Sus hermanos están jugando videojuegos en su cuarto y su mamá mira una película en su recámara, la sala está deshabitada con excepción de Mara. Esta mañana, al preguntarle a su madre sobre su fiesta de cumpleaños, la mujer le prometió llamar a las mamás de sus dos amiguitas con tal de que se callara. Hace dos horas de esa promesa. Mara debería estar acostumbrada a las mentiras de su madre pero no puede evitar querer confiar en la insensible mujer una vez más después de cada decepción.
Al cabo de una hora, los sonidos de pisadas proviniendo de la puerta de entrada seguidos de un puño tocándola hacen que la pequeña de un salto desde la silla hasta casi media sala. Sobando suavemente sus rodillas se levanta para atender la puerta y al abrirla se le atora un chillido con saliva en la garganta. Un sonriente señor peligris sostiene una caja mediana y a su lado dos pequeñas castañas sonríen y saludan animosas a la cumpleañera. Las niñas se adentran a la casa y Mara se acerca a su padre al momento que este le regala una sonrisa agachándose hasta quedar a su altura. Deja la caja de lado y abraza a la pelinegra apretándola ligeramente en lo que esta se cuelga de su cuello.
La caja de cartón a lado comienza a moverse un poco y alerta al hombre a bajar a su hija de su cuello.
—Feliz cumpleaños, cariño.— dice tierno y le tiende la caja a la niña.

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Carisma: Mara © #1
ÜbernatürlichesCarisma es una cualidad o don que tiene una persona de atraer o agradar por su palabra, presencia, o personalidad. Mara es una niña solamente pero tiene una habilidad que no muchos niños poseen, su inocencia pura. La inocencia de Mara es tan valiosa...