FRASE 134

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"Me enamoré. Me enamoré de ella, de su sonrisa, porque me importaba una mierda lo que pasara si ella estaba sonriendo. Y me enamoré de su boca, de cada palabra. Me gustaba incluso cuando se enfadaba y ponía morritos deseando que fuera por detrás y la cogiera para no soltarla, y ojala no la hubiera soltado nunca. Me enamoré joder, pero ya no me cuesta decirlo, porque me enamoré de sus ojos, ¿y que me importa que no sean de un color especial? Me enamoré de sus ataques de éxtasis, de cuando cantaba bajito porque estaba feliz, pero no quería que la escuchara. De cuando me cogía fuerte porque decía que tenía miedo de perderme, cuando me apretaba porque solo yo sabía que era entonces cuando tenía que quererla más que nunca. Me enamoré de lo lista que era y de lo tonta que se ponía a veces, incluso de cuando se lo hacía. De cuando me insultaba porque era así como ella disfrazaba las palabras bonitas, y eso solo lo sabía yo. De sus abrazos y aún, a veces, echo en falta alguno. De como se tapaba la boca cuando la veía comer, de cuando se tapaba la cara cuando decía que estaba fea y yo no podía dejar de mirarla quizás porque para mí, fuera como fuera, siempre estaba preciosa. De eso me enamoré, de lo bueno y de lo malo. De sus ganas de estar conmigo, pero también de su orgullo, porque cuando creía que iba a perderme del todo, se lo tragaba. Que inocente, si era yo el que perdía el culo por ella. Joder, me gustaba. Me gustaba cuando rodeaba mi cuello con sus manos y jugaba a estar en a dos centímetros de mi boca sin besarme, solo para ver quien aguantaba más sin hacerlo. De sus prisas, de sus ganas de tenerlo todo siempre controlado, y de la voz que ponía cuando le desmontaba todos sus planes, como si de repente volviese a tener cinco años. De su vergüenza y de lo nerviosa que se ponía a la mínima. De como temblaba, de como era capaz de calmarme. Me enamoré. Me enamoré de su risa por muy fea que dijera que estaba cuando lo hacía. Nunca se lo he dicho, pero aún hay veces que recuerdo su risa y la extraño. Por eso y sus "te quiero" que tanto le cuesta decir, ¿ es que no lo entiendes? Me enamoré de como era, de como hacía lo mismo que todo el mundo y a la vez conseguía ser diferente, no sé. Su forma de quererme. Que ella creía que no me daba cuenta, pero sé que me quería, por mucho que le doliera demostrarlo. La quería, con sus más y con sus menos. Con sus idas y venidas, con su mal humor, con su facilidad intermitente de sus mensajes en los que me decía que me echaba de de monos. De todas las conversaciones, incluso las que borré cuando acabó todo. De sus intentos de ponerme celoso y de lo celosa que se ponía cuando me veía con otra. Nunca le entro en la cabeza que ella era única, de todas las canciones, de su voz y de su olor, que siempre aparece cada cierto tiempo para recordarme que sigo sin ella. De su forma de ser, de como me pedía que me fuera porque creía que lo pasaría mejor sin ella. De sus venazos, cuando le daba por recordarme lo importante que era para ella y de su "cállate" cuando la imitaba con voz ridícula. De como se burlaba de todas esas cosas cursis, incluso de su nombre escrito en mis cuadernos. De la cara que ponía cuando me metía con ella y le daba el triple de importancia solo para que le pidiera perdón un par de veces. Me gustaba su intento de cuidarme aunque, sinceramente, me gustaba mucho más cuando era ella la que sentía protegida a mi lado. De nuestros mil momentos y bueno, de ellos sigo enamorado. Es que por gustar me gustaban hasta sus ojeras que le aparecían cuando se quedaba hablando conmigo hasta las tantas, de su pelo encrespado cuando llovía, de su voz en formato de susurro cuando hablábamos por teléfono desde la cama y no quería que sus padres la escucharan, de como corría cada vez que llegaba tarde por mi culpa. De sus besos, aunque siempre quisiera más. Ahora ya es solo un recuerdo, pero es un recuerdo que prometí no olvidar Duele ver como alguien que un día fue tu vida, deja de formar parte de ella, pero duele más ser la persona que decide que así sea. Ella era la pieza perfecta de mi rompecabezas, pero después de un tiempo me dio la impresión de que pertenecíamos a dos puzzles diferente. Pero cuando la echo de menos, y cuando daría  por volver a tenerla a mi lado, por romper sus esquemas y convencerla de que quizás a mi lado no se está tan mal."



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