—¿Se puede saber qué se supone que hago yo aquí?.
—Me ayudas a elegir un libro interesante.
—¿En serio?.
—Quiero dárselo a Aline antes de que llegue.
—¿No dijiste que le interesaba leer el que tú no has terminado? Porque no se me olvida eso, no dejabas de brincar y gritar cuando me lo contaste.
—¿Me vas a ayudar, sí o no?.
—Está bien...
—¿Sabes? El tono en que lo dijiste se siente cómo si estuvieras diciendo pudrete.
—Pudrete

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La chica de los libros
KurzgeschichtenEnamorándonos de alguien que vemos desde lejos, pensamos que son personas increibles. Pero no siempre es así. Juzgar a un libro por su portada es la esencial enseñanza en esta historia. Y dime ¿Tú te has enamorado desde lejos?. ¿Cambiarías una amist...