Era tarde, para ser exactos, las seis de la madrugada. El morocho agradeció que fuera sábado, normalmente sus amigos se levantaban a las doce a más tardar. El joven suspiro, pasó sus manos por sus ojos y metió las llaves lentamente, para no hacer ruido al entrar a la espaciosa casa.
Camino de puntitas y cerro la puerta levemente, tratando de no azotarla ni que esta rechinara. Estaba a punto de subir las escaleras cuando una voz lo saco de sus pensamientos y lo hizo saltar.
—Zayn ¿Cuál es la razón por la que decidas llegar a las seis de la mañana? —pregunto el castaño, el cual vestía su pants gris de piyama y no llevaba camiseta, dejando al descubierto su formado torso.
— ¿El desayuno? —preguntó el morocho tratando de sacarle una sonrisa a su amigo, pero este lo miraba furiosos y con sus brazos cruzados en el pecho.
—Zayn, no esto jugando ¿Dónde estabas? —le pregunto el joven acercándose más a su amigo.
—Pues… estaba con Lehigh-Anne… en su casa…
— ¿Tan rápido olvidaste a Perrie? —preguntó con un tono de enojo y celos, difícil de creer para el morocho.
—Créeme que si, desde hace bastante. Lamentablemente, de quien me enamore es tan… olvídalo, simplemente me ignora… —dijo el chico con lágrimas en los ojos, si estaba dispuesto a confesarle su amor a Liam, la fuerza se le fue al ver a la castaña saliendo del baño con una bata de seda azul.
—Buenos días Zayn —le dijo la chica para luego meterse a la habitación de Liam.
Zayn ignoro a la chica y subió a su habitación ignorando los gritos de su amigo oji miel. Tenía que decirle a alguien lo que sentía por Liam, necesitaba desahogarse. Podría hacerlo con Perrie, si la chica tuviera tiempo para hablar, lamentablemente, se la vivía con Jade y nunca la dejaba.
Niall no era opción, no era bueno guardando secreto. Louis, el estaba raro desde hace tiempo y casi no estaba en casa; Harry, él era una excelente opción. Se conocían desde la secundaria, gracias a que el menor le coqueteara a Caroline y el novio de esta quisiera golpearlo, de no haber sido por Zayn, Harry no existiría en esos momentos.
…
Sábado por la tarde, ni una señal de nadie en la calle ¿Tanto frío hacia como para que nadie quisiera salir? Se preguntaba el rizado mientras pateaba una piedra y caminaba con sus manos metidas en su abrigo blanco.
Estaba en un estado, según su psicóloga, de confusión. Harry se sentía culpable de que Eleanor terminara con Louis, aun recordaba esa pequeña plática que tubo con la castaña, esa plática que, con solo recordarla, lo hacía sentir mal.
—Aléjate de Louis, desde que esta contigo… el ya no es el mismo...
— ¿De que me hablas Harry?
—Desde que tú y el son novios… me siento olvidado, parece que ya no existimos para él…
— ¿Tienes celos Harold?
—Si, demasiados… porque lo amo Eleanor y cuando estaba dispuesto a decírselo regresaste… y tu y yo sabemos bastante bien del porque te fuiste…
— ¡Cállate! Eso pudo hace mucho y él no lo sabe
—Pero se lo diré…
El rizado se sentía mal por haber amenazado a la chica, peor aun, la chica le había confesado a Louis la razón del porque su partida de Londres por eso cinco años, en los que el mayor sufrió… en lo que Harry se enamoro…
Suspiro y cerro los ojos. La razón por la cual la chica se había ido, era porque había quedado embarazada de un chico tres años mayor que ella, un chico que ni siquiera conocía, simplemente fue calentura, nada de amor… hasta que la chica decidió irse a vivir con él… y por esa razón se había ido. Lo que Harry no sabia era que Eleanor sufría, el joven la golpeaba y aun así siguió con él, hasta que este le había arrebatado a su hija y se había marchado, dejando a la joven sólo una opción; regresar.